No sean crédulos
Huesos de aceituna ·
José Luis González
Sábado, 3 de julio 2021, 00:31
Voy a comenzar esta pieza con la osadía de lanzarles un consejo: desconfíen de aquellos y aquellas que se dan golpes en el pecho alardeando ... virtudes de las que, muy probablemente, carecen; o de quienes se jactan de ser «muy españoles y mucho españoles» –parafraseando a Mariano Rajoy– por lucir banderitas hasta en la goma de los calzoncillos, mientras califican de 'comunista' todo aquel comportamiento que ellos y ellas consideran poco 'patriota', aunque en el pasado lo practicaran con fruición. Den por seguro que, a las primeras de cambio, demostrarán de un modo u otro que el prójimo –su paisano, porque suelen reducir el sentido de las palabras en función de sus prejuicios xenófobos o racistas- les importa un pimiento. Se llevarán los dineros donde no paguen impuestos, defraudarán a la Hacienda Pública en cuanto tengan oportunidad, pedirán a voz en grito no tributar de ningún modo mientras exigen mejores servicios públicos, montarán 'chiringuitos' en su beneficio, exigirán más libertad para ellos mientras se manifiestan en contra de la de los demás… En fin, lo de siempre.
La veracidad de lo que, muy ufanos, manifiestan hoy expolíticos como José María Aznar o Felipe González se debe poner en entredicho a juzgar por lo que hicieron cuando acumulaban todo el poder en sus manos. Incluso ahora, el ínclito Aznar se permite corregir con pellizcos de monja a los empresarios y hasta a la Iglesia por llegar a acuerdos con el Gobierno o dar su bendición al indulto de los políticos independentistas. Sus palabras exactas han sido que hay que «apuntar» y «no olvidar» estas iniciativas de la CEOE, los empresarios catalanes o la Conferencia Espiscopal, seguramente dirigidos por peligrosos comunistas y/o bolivarianos. Pero es que la deriva de este señor que, como bien es sabido y salta a la vista, lleva tan mal la verdad como la vejez, es la de seguir la pútrida estela de Trump, dejando a la izquierda incluso a su colega en asuntillos de guerras y mentiras, George W. Bush.
Y el Partido Popular, lejos de pasar página de ese pasado, se enroca en él de la mano de Ayuso y Casado, que cada día sueltan una perla. No sabemos si por su palmaria ausencia de conocimientos históricos y políticos –y legales–, lo que es especialmente grave en un supuesto Licenciado en Derecho- o por consejo de los mismos asesores de su mentor. Difícil explicar lo que leyó el otro día en la tribuna del Congreso el líder del PP: «La Guerra Civil fue un enfrentamiento entre quienes querían la democracia sin ley y quienes querían la ley sin democracia». Tal equidistancia entre quienes gobernaban este país desde las imperfectas instituciones democráticas y quienes las derribaron con la fuerza de las armas es lógica en la extrema derecha, pero ¿lo es en un partido presuntamente democrático y que se dice 'constitucionalista'? Definitivamente, no. Y el aplauso en pie de toda la bancada conservadora no hace más que corroborar el sindiós en el que se ha convertido esa formación que, hace cuatro días, montó presuntamente un entramado policial dirigido desde el Ministerio del Interior para tapar sus múltiples vergüenzas. ¿Dónde están los liberales de este país para salvarnos a todos y a todas?
Pero la hipocresía de la que escribo ha tenido esta semana un episodio que, no por lastimoso y chusco, deja de tener una importancia, en mi opinión, muy clarificadora. Me refiero al chiringuito montado 'ad hoc' al 'actor' Toni Cantó. A modo del que en su día se lucró el Cid de baratillo, la Comunidad de Madrid se ha sacado de la manga una 'Oficina del Español', con la idea de «convertir a Madrid en la capital europea del español», según palabras del equipo de Ayuso. Ya solo tal justificación provoca una carcajada inmediata. Es como si París abriera una 'Oficina del francés' con la idea de convertirla en la capital europea del francés. Semejante memez solo se le puede ocurrir a alguien a quien le importa un pimiento buscar una explicación mínimamente convincente. Después de todo, ha barrido en la última convocatoria electoral con 'ayusadas' del estilo.
Del papel de Toni Cantó en este asunto y de su trayectoria como político no merece la pena escribir más de dos líneas, así como sucede con su 'maestra', Rosa Díez. Del par de encuentros que he tenido con él cuando se dedicaba al noble arte de la actuación tan solo puedo decir que como actor y como político se dirige del mismo modo. Hipocresía y desfachatez.
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