Consejeros áulicos
La Carrera ·
Hay que ver la de palabrejas que han improvisado los mañosos en improvisaciones, y así tratan el asunto con circunloquiosjosé ángel marín
Martes, 12 de mayo 2020, 02:39
Los negocios de juntar gente lo pasarán mal, va y me suelta Recesvinto en una videoconferencia. Lo dice así, sin un hola previo, como si ... fuera continuación de una charla interrumpida un instante por los duendes telemáticos.
Antes que nada lo saludé, me interesé por su mala salud de hierro y le dije que no exagerara, que no sería para tanto, que el sanedrín 'Monclovita' auxiliado por sus consejeros áulicos de los que ahora ya sabemos algo (¡eureka!), nos sacarían indemnes de esta. Confieso que no pensé mucho lo que dije. Lo espeté para quitar hierro al tema, quizá para insuflar optimismo a quien considera que un pesimista es un optimista bien informado, o quizá por ese 'buenismo' tan molón acudí a una frase hecha en la que muchos encuentran consuelo, uno de esos lugares comunes que hacen las delicias de inanes y borregos.
Pero Recesvinto –de cuyas porfías ya conocen- volvió con su letanía sobre el jodido panorama que viene tras el confinamiento. Eso que llaman desescalada, eso que nombran como 'nueva normalidad' que, por cierto, si es tan nueva ya no será normal. Hay que ver la de palabrejas que han improvisado los mañosos en improvisaciones, y así tratan el asunto con circunloquios. La clave está en no llamar nada por su nombre, no sea que caigan los palos del sombrajo y nos vayamos al carajo con todo el equipo que tenemos en nómina, que a la sazón va 'in crescendo' bien chorreado con nuevos cargos y otro puñado de asesores áulicos. Por si había pocos.
Recesvinto hizo una pausa elocuente y continuó con lo que llaman 'nueva realidad'. Eso que semeja el sórdido decorado de peli sin presupuesto, digamos, la escenografía decrépita de un 'spaghetti western' en mala hora, uno de esos platós espectrales, vacíos y silentes, salpicados de fachadas de cartón-piedra que hay en el desierto de Tabernas. Que en el mejor caso resulta copia fatídica de paisaje urbano al que Antonio López otorga magia, pero con más mala leche y menos poética. Junto con eufemismos y 'nueva normalidad' nos regalan una situación crepuscular en la que –me temo- no asoma la mordiente artística de Clint Eastwood o Tarantino.
Todo lo que ofrecen son razones de escombrera y ojeadas matonas. Pero qué cabía esperar de quienes han encanallado la política, de protagonistas –pásmense- como Rufián y Cía., especímenes que en cualquier otro ámbito no obtendrían plaza ni de mamporreros, (dicho con respeto al oficio que en la antigüedad gozaba de predicamento pues de su labor dependía la procreación de la yeguada).
¿Cuándo habrá gel bastante –añadió Recesvinto- para desinfectarnos de tanta grisura, de esta plaga política insustancial y adolescente cuyos primeros espadas son indigentes intelectuales?
Si no se hubiera cortado la transmisión habría contestado que cuando se quiere una solución se encarga a un experto, pero cuando se quiere eternizar un problema se forma una comisión; a ser posible una en la que tengan sitio quienes confunden lealtad con sumisión.
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