Compasión
Puerta Real ·
Es hora de dejar a un lado las quejas propias de niños mimados sobre cómo estamos pasando la pandemia y echar un vistazo al mundoMaría dolores fernández-fígares
Martes, 16 de junio 2020, 23:01
Una de las cualidades más necesarias y menos practicadas es esa actitud humana que llamamos compasión, con muchos significados por cierto: sentir con los demás, ... ponernos en el lugar de los otros, ser solidarios con el dolor ajeno… y actuar en consecuencia. No todos los grandes personajes de la historia han sido compasivos, y esa será probablemente la causa de tantas penurias y sufrimientos que padecen millones de seres humanos, muchas veces indefensos ante la adversidad.
Ahora que parece que la grave amenaza que tanto nos ha afectado se está suavizando un poco, quizá sea la hora de mirar a nuestro alrededor y también más allá de nuestras fronteras. Tantas veces hemos oído que el temible virus se extiende por todo el mundo, que haríamos bien en considerar que hay países que están soportando situaciones infinitamente más duras y horribles que las que nos han afectado a nosotros. Estamos tan metidos en lo que pasa aquí, que podemos perder la perspectiva y enfadarnos por cuestiones que parecerían nimias a mucha gente, pues en realidad lo son.
La globalización de la pandemia está poniendo de relieve las enormes desigualdades que causan miles de muertes y enfermedades. Que es hora de dejar a un lado las quejas propias de niños mimados sobre cómo estamos pasando la pandemia y echar un vistazo al mundo, para comprobar la indefensión que están padeciendo millones de personas. Tenemos a nuestra disposición suficientes informaciones como para darnos cuenta de que vivimos en un lugar privilegiado del mundo y que debemos abrir nuestro corazón y nuestra conciencia para pensar en los que no tienen esa suerte. Y no solo para estar más satisfechos o agradecidos por lo que tenemos, sino para sentir la responsabilidad de ayudar a los que no tienen nada, a los que han perdido todo lo que tenían.
Estamos comprobando que hay grados también en esto. Hay estados que no garantizan la atención sanitaria a sus ciudadanos, ni siquiera de manera imperfecta o incluso precaria. Hay países cuyos gobernantes se apuntan a cualquier teoría de la conspiración, con tal de no hacer nada para paliar el miedo, o el dolor de su gente. Hay estados fallidos, sometidos a dictadores sin escrúpulos, en los que lo único que funciona son las prácticas corruptas, el engaño permanente al pueblo. Hay estados sumidos en guerras civiles desde hace años, donde reinan los odios ancestrales. Y hay millones de seres humanos que tratan de escapar de las diferentes versiones del infierno, poniendo en riesgo a sí mismos y a sus familias, para encontrarse en una doble situación de refugiados y rechazados por el egoísmo de quienes no son capaces de imaginar siquiera sus penurias y sufrimientos. Cómo van a abordar una crisis tan grave como la de la pandemia. Los datos que ofrece ACNUR son estremecedores y no es de extrañar que esté realizando una campaña para que contribuyamos a sus programas de ayuda a los refugiados, quizá los más desgraciados de la tierra.
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