El cine no aburre, una gala sí
Puerta Purchena ·
Lo que falta es el para qué, es decir, despertar en el público el deseo de ver cine españolyolanda cruz
Martes, 28 de enero 2020
Sobre todo, si los responsables de los Goya 2020, olvidan lo importante: invitar a la gente al cine. Cinco firmas en la dirección y siete ... guionistas al frente de uno de los programas de televisión mejor tratados mediática e informativamente y, puede que la única retransmisión en la que la farándula, vestida con la dispensa que la ocasión le confiere, tiene a tiro a representantes del Gobierno para lanzarles dardos, mejor o peor endulzados, reclamantes del espacio, la dignidad y el valor que el cine, es decir, la cultura, merece. Sin embargo, un año más, este, sin ironías, selecto elenco no ha conseguido mantener la atención del público que, en sus casas, jugueteaba con el mando a distancia debatiéndose entre darle otra oportunidad a los chistes difíciles de identificar y más aún de relacionar con el desarrollo de la gala o entregarse a un maratón de series porque ¡qué diantres, es fin de semana!
No se trata de minusvalorar ni la profesionalidad de los firmantes, ni las ganas, ni la profesionalidad, ni el amor al oficio de la totalidad de los intervinientes, ni mucho menos de reprobar las decisiones de los miembros de la Academia del Cine. No están destinadas estas líneas a refrendar la opinión de quienes no encontraron apropiada la elección de los intérpretes que amenizaban musicalmente la gala, ni la presencia de personalidades ajenas a la industria para presentar categorías, o de quienes lamentan la aparente falta de ensayos de los anteriormente premiados y premiadas a la hora de reconocer la trayectoria y valor de los nuevos nominados/as, ni mucho menos a birlar a tribunas más idóneas la potestad para bordar comentarios sobre la vestimenta, abalorios y peinados de las estrellas. Lo que estas líneas buscan es reflexionar a cerca de si uno de los principales objetivos de la convocatoria y realización del evento se consigue o si los Goya ven alejarse, como en un travelling desaforado, ante sus narices, la ilusión de que aquí se vaya a ver cine español.
El porqué de los premios es reconocer el trabajo de los profesionales en los oficios del cine: los esfuerzos, el desarrollo, la competitividad y la calidad de nuestra industria cinematográfica, eso está. Lo que falta es el para qué, es decir, despertar en el público el deseo de ver cine español, pero no al público minoritario que lo sustenta, ese ya está ganado, me refiero al otro. En la gala, se aludió de pasada, a unos 'invitados' especiales: Netflix, HBO, Amazon Prime, etc., eso fue todo. A quien compitiera se le pasó que el público que mantiene al alza las plataformas está habituado a consumir productos diseñados con un tempo, ritmos, duración de planos y unas BS rápidas, trepidantes y, en ocasiones, extenuantes. 3 horas, 25 minutos de retransmisión de una gala no diseñada como producto televisivo y con una, forzosamente, limitada realización, no consiguen que la gente vaya al cine. Quizás el próximo fin de semana o aprovechando el día del espectador algunos vayan a ver esa que «parece que es buena ¿no?». Pero así, ni se forman espectadores, ni se fideliza un público casi inexistente.
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