Cincuenta años de Andaraje

Aprendíamos de Atahualpa Yupanqui, de Georges Brassens, de las canciones populares de García Lorca, de Nuestro Pequeño Mundo, de Joaquín Díaz, de Agua Viva… y también incorporábamos otras que formaban parte de los juegos de la infancia como Los chopos de la alameda que entonábamos con todo lujo de voces.

En el verano de mil novecientos setenta y dos, decidimos presentar el resultado de nuestro trabajo en un recital que tuvo lugar el treinta de agosto, en el pórtico de la feria de Jódar; aún no habíamos decidido el nombre del grupo y teníamos nuestros debates entre las preferencias musicales del momento, pero ensayamos disciplinadamente durante muchas tardes y aquel recital en la Casa de la Cultura fue el comienzo de las muchas citas con la Música Folk que se han sucedido, hasta la que nos va a volver a convocar, de nuevo, el próximo verano.

Ha sido, sin duda, medio siglo fecundo de trabajo, de aprendizaje compartido y de amistad, unidos Jódar y Andaraje en el nombre del grupo, conocido internacionalmente como una de las expresiones de la música folk más brillantes y consolidadas. Cuando salió su primer disco, Andaraje ya contaba con una amplia experiencia de actuaciones en directo –los colegios mayores de Granada, los Maristas de Jaén…– y sus componentes habían recorrido muchos kilómetros de la geografía andaluza en busca de fuentes en las que beber la música popular que después darían a conocer, con un respeto absoluto y una dedicación amorosa. Así lo hacen desde entonces y, si repasamos su discografía, desde Al grano, el primer vinilo grabado en el año mil novecientos ochenta y dos, hasta el doble CD del año pasado que recopila canciones de Sierra Mágina, encontramos una amplísima muestra: romances anónimos con leyendas que cantaban nuestras abuelas, coplas de Carnaval, cantos de trilla y siega, jotas y fandangos que animaban las fiestas, coplillas satíricas y picarescas, junto a expresiones de la religiosidad popular, ritos y ceremonias, villancicos y munidas… la memoria de nuestros pueblos, vertida en unas letras y una instrumentación que es parte imprescindible de nuestro patrimonio cultural.

A lo largo de todos estos años, mucha gente ha aportado su buen hacer a la trayectoria del grupo: unos salimos pronto y otros entraron en sucesivas etapas, pero Jesús Barroso y Pepe Nieto, que fueron de la primera hornada, no solo siguen trabajando hasta ahora mismo, sino que son, de alguna forma, el pegamento para mantenernos unidos, porque han estado siempre ahí. Cuando el grupo cumplió veinticinco años, formamos la Asociación Cultural Andaraje que sigue programando actuaciones, conferencias y viajes que nos conectan con el universo de la música folk y conecta, además, a todos los miembros en la amistad y en el cariño a nuestro pueblo. Y llegamos este año al cincuenta aniversario, recordando con dolor a los amigos que se fueron para siempre y abrazando a los que estamos, reconociendo el trabajo inmenso del grupo y sintiendo el legítimo orgullo de participar en un proyecto cultural y musical que ha crecido admirablemente en el tiempo y que empezó hace cincuenta años en Jódar, en una calle de Andaraje, con un grupo de amigas y amigos, cantando alrededor de una flauta y una guitarra.