Antes de escribir estas líneas he tecleado 'estación de Moneo' en Google. De cuando en vez me gusta hacer un viaje imposible por la Granada ... que nunca será, de la exquisita estación de tren diseñada por el arquitecto ganador del Pritzker y el Príncipe de Asturias, al Granatum de Kengo Kuma que habría acogido el mítico Gran Espacio Escénico de Granada. Entre las primeras informaciones que me devuelve el buscador figura una de IDEAL de febrero de 2015 que Ángeles Peñalver tituló 'Granada perdió el tren de Moneo'. Siete años después, los técnicos que están trabajando en el próximo PGOU han cogido el toro por los cuernos, una vez que ha quedado claro que de soterramiento de las vías, 'nasti de plasti'. Si Granada no quiere volver a perder el tren de las grandes infraestructuras, tiene que tomar decisiones.
Eso es un hecho. Los plazos del Corredor Mediterráneo apremian y la actual estación de Andaluces no es apta para el intercambio de mercancías. Otro hecho. A partir de ahí, las posibles soluciones. Hace unos años se planteó una propuesta que involucraba a la Universidad y que afectaba a los Paseíllos Universitarios y a parte de su infraestructura deportiva. Fue categóricamente desechada por la rectora y no se volvió a hablar del tema. La propuesta que se plantea ahora tiene mucha lógica: intercambio de mercancías en la zona de Mercagranada, una nueva estación de ferrocarril a la altura del Hipercor y devolver toda el área de Andaluces a los ciudadanos, con parques, zonas verdes y viviendas. Conviene pensar la Granada del futuro no tan lejano en clave de Área Metropolitana y esta propuesta ferroviaria camina en ese sentido. Es necesario que el debate ciudadano y político vaya más allá del partidismo cortoplacista, de simpatías y antipatías personales, para llegar a soluciones de consenso. Cerrar las cicatrices que ha dejado el despropósito del tren en Granada es necesario y, una vez descartado el soterramiento por todo quisqui… algo habrá que hacer.
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