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Cerrado por falta de entusiasmo

En ocasiones una peculiar sordera impide percibir torrentes de ruidos y silencios cómplices e inquietantes en la orquesta social

josé garcía román

Sábado, 16 de julio 2022, 01:12

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Michel de Montaigne decide un día bajar definitivamente la persiana de su 'negocio' e irse a las alturas de su castillo para aislarse como águila ... que observa el vuelo de aves menos robustas o el transitar de animales sin posibilidad de volar. Allí se fragua el tesoro de sus 'Ensayos' que alimentan inteligencias, despejan dudas y fomentan seguridades. En estos días que proliferan los cierres por vacaciones, acortadas en familias que ven cómo su flotador se desinfla y sus fuerzas decaen, se precisan potentes reconstituyentes morales con el fin de mantener «la obediencia y el acatamiento debidos a la autoridad», pues la «estima y el afecto son para la virtud», según Montaigne. Si sobrevolásemos paisajes de la historia y contemplásemos sus turbulencias y desastres, sería oportuno analizar esta frase de la investigadora Marie Curie: «No hay que temer nada en la vida, solo hay que entenderlo». Entenderlo sí. ¿Y soportarlo? No es un reto cómodo cuando la decepción se agarra cual lapa a nuestras vidas, aunque optimistas blindados no lo adviertan. En ocasiones, una peculiar sordera impide percibir torrentes de ruidos y silencios cómplices e inquietantes en la orquesta social, deficiente por la calidad de los instrumentos y su afinación. No extraña que proliferen carteles de esta guisa: 'cerrado por dignidad', 'cerrado por cobardía', 'por pobreza', 'por paro', 'por traición', 'por desesperación'…

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