Hay ciudades con alma y ciudades desalmadas. No en el sentido físico de la palabra, sino en el espiritual. Y el alma de Granada lleva ... siglos regalándole a la ciudad sus luminarias de nostalgia, de melancolía elegante, de viejo Reyno desmentido por el albur de los designios burocráticos.
Solo en una ciudad como Granada podía nacer, y nació, una asociación bautizada con un nombre tan sugerente como el de Centro Artístico, Literario y Científico. Nada más ni nada menos. Una institución cultural que echó a andar el 12 de abril de 1885 y de la que fueron miembros desde Federico García Lorca hasta Ángel Barrios, desde Arthur Rubinstein hasta Melchor Fernández Almagro y desde Manuel de Falla hasta Fernández de los Ríos o Julio Romero de Torres.
Y así pasaron los siglos, los años y los días, el XIX, el XX y lo que va del XXI, y el Centro no fue solo el lugar ideal para tertulias, conferencias y conciertos, sino que sacó su alma del almario granadino para que la creatividad sociogenerosa desplegase sus alas con nuevas formas de interrelación humana. ¿Quién organizó las primeras jornadas de montañismo en España?: el Centro Artístico. ¿Quién, en 1912, la primera Cabalgata de Reyes Magos en España?: el Centro Artístico. ¿Y quién, en 1922, el primer Concurso de Cante Jondo?: el Centro Artístico, Literario y Científico de Granada, por supuesto.
Pero la falta de socios, las deudas acumuladas, el desinterés de los ciudadanos por las 'cosas' de la cultura, estuvieron a punto de matar en los años ochenta un pilar esencial del alma granadina, extraviada entonces en los vericuetos de la especulación urbanística y el dinero fácil.
La solución de urgencia vino de las arcas municipales y de CajaGranada, que adquirieron a precio muy ajustado el monumental patrimonio de la Sociedad (cuadros, biblioteca, partituras musicales, etc.) con el «compromiso de exponerlo posteriormente en los locales del Centro para uso y disfrute público».
Hoy, los bajos que ocupó CajaGranada están vacíos. Son del Ayuntamiento. Y una cesión municipal de su uso al Centro Artístico, como Sala Cultural y de Exposición de su patrimonio, cumpliría lo acordado y colocaría, en el corazón urbano de Granada, una bandera/recordatorio de lo que fue su latido cultural, ético y estético.
Los alcaldes de las ciudades con alma, ¿tienen alma también? Esa es la duda y la pregunta, que espera desde ya una respuesta aclaratoria y generosa con la memoria histórica de nuestra ciudad.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión