El centro
A media voz ·
ALEJANDRO PEDREGOSA
Sábado, 11 de mayo 2019, 00:10
Intento escribir este artículo mientras un incómodo tronar de aviones rompe el cielo granadino. Leo en IDEAL que se trata de entrenamientos militares para una ... futura exhibición. Reflexiono brevemente sobre el poco aprecio que los ejércitos le tienen al silencio. Todas sus presentaciones (y representaciones) se sostienen en el estruendo. Al tiempo que los aviones nos sobrevuelan celebra Granada la decimosexta edición de su Festival Internacional de Poesía con un programa sencillamente espectacular. En poesía tan importante como las palabras son los silencios. Es evidente que un servidor prefiere la poesía a los ejércitos, el silencio al estruendo, pero eso no me impide ver que una ciudad sana es aquella que puede albergar a un mismo tiempo exhibiciones militares y lecturas de poemas. Ciudadanos somos todos y el derecho al ocio, sea del cariz que sea, nos acerca, de algún modo, a la concordia y al bienestar. Es por eso que unas elecciones municipales siempre son importantes. Elegimos el modelo de ciudad. O mejor dicho elegimos entre dieciocho modelos de ciudad, porque –oh, pluralidad– son dieciocho las formaciones que se presentan. Y, ojo, no tengo yo nada en contra de que la oferta sea amplia. Puede incluso que dentro de unos años cada ciudadano sea su propio partido y eso nos obligue a reunirnos en abigarradas coaliciones donde, por fuerza, tendremos que hablar los unos con los otros y llegaremos por fin –ay, quimera– al entendimiento.
Cachondeos aparte, de los dieciocho partidos en liza los medios locales solo le prestarán atención a siete: PP, PSOE, Ciudadanos, Vox, Podemos-IU, Vamos Granada y Centrados en Granada (la nueva marca de Juan García Montero). La fragmentación del tablero político que venimos observando a nivel nacional se hace más patente cuando las urnas bajan al municipio. Al gazpacho general se le suman ahora los partidos «ofendiditos». Es decir, aquellas formaciones surgidas de guerras intestinas cuyo principal objetivo es robarle un puñado de votos a los antiguos compañeros y propiciar así su descalabro. Si además de restarle a tu íntimo enemigo consigues un concejal o dos, pues miel sobre hojuelas. Qué hermosa es la vocación de servicio público, ¿no les parece?
No deja de ser curioso que la mayoría de formaciones en liza (cuatro de siete) reclamen para sí el centro como su espacio natural. Tan solo Vox, Podemos y Vamos Granada rehúyen esta zona de la arena política y deciden jugar el partido por las bandas. Su objetivo en ningún caso es la victoria sino un buen posicionamiento para influir luego como fuerza centrífuga en sus futuros aliados. Mi pronóstico particular es que, sea cual sea el resultado, solo habrá cinco partidos con representación en la Plaza del Carmen: tres a la derecha y dos a la izquierda. Los bloques que surjan de las urnas serán polarizados, robustos e indivisos. Y es aquí donde surge la paradoja porque el centro, ese espacio que ahora muchos reivindican y donde, teóricamente, debería darse el diálogo entre bloques, quedará desierto y acaso devastado; tal y como dicen que quedan los campos después de la batalla.
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