En el centenario de la muerte de Aureliano del Castillo
Su inesperada muerte (...) desvaneció ese «horizonte claro que tenía», como escribe de él Federico García Lorca en el 'Homenaje' póstumo que le dedicó
Coral del Castillo Vivancos
Jueves, 12 de mayo 2022, 00:27
Este mes de mayo se cumple el centenario de la prematura muerte del insigne periodista, crítico y escritor Aureliano del Castillo y Beltrán (26-12- ... 1872 / 28-05-1922). Aureliano del Castillo fue socio fundador y vicepresidente de la Asociación de la Prensa de Granada, bibliotecario por oposición de la Universidad granadina, académico de la Real de la Historia, miembro y colaborador del Centro de Estudios Históricos de Granada y su Reino, entre otros cargos institucionales.
Como periodista, perteneció a la redacción de El Defensor de Granada, encargándose de la crítica cultural. Asimismo, colaboró en otras muchas publicaciones locales de su época. Como creador literario, publicó numerosos textos, tanto en verso como en prosa, y fue autor de la novela titulada 'Mari-Gracia' (1904), de notable éxito en su momento.
Fue amigo de figuras locales eminentes, como el pintor Gabriel Morcillo, del que hizo la crítica de sus primeras exposiciones y que lo pintó en dos magníficos retratos. Otra de sus grandes amistades fue la del músico Francisco Alonso, con quien colaboró escribiendo el libreto del poema lírico 'El sueño de Boabdil' (1908).
Su inesperada muerte, hondamente sentida en la ciudad, como recogen los periódicos de la época, desvaneció ese «horizonte claro que tenía», como escribe Federico García Lorca en el 'Homenaje' póstumo que le dedicó.
Yo, como nieta suya, he querido recordarlo en este centenario publicando dos textos olvidados, uno del poeta y otro del periodista y crítico, que reflejan la relación afectuosa que había entre ambos, así como el sincero agradecimiento que Lorca expresó hacia mi abuelo cuando este murió, publicando un sentido 'Homenaje' en La Voz de Granada el día 1 de junio de 1922, a los cuatro días de su muerte.
El texto de Aureliano del Castillo (que, como bien recuerda Ian Gibson, uno de los mejores estudiosos de la vida y la obra de Lorca, la mayoría de las biografías del poeta de Fuente Vaqueros han obviado) es la crítica detallada y elogiosa que hizo de 'Impresiones y paisajes' (1918), el primer y único libro en prosa de un jovencísimo Lorca, crítica que apareció en 'El Defensor de Granada' el 19 de abril de 1918, y de ahí el agradecimiento del autor.
Tanto en uno como en otro texto se siente el respeto y el cariño mutuo que ambos se profesaban. No son necesarias más palabras por mi parte, solo dejar que sean ellos los que nos hagan llegar las suyas desde el recuerdo. Haga el lector su propio juicio comparando los párrafos de elogio extraídos de la extensa reseña firmada por el crítico, por un lado, y el obituario firmado por el poeta en su memoria, por el otro.
Libros: Impresiones y paisajes
Aureliano del Castillo
Desde el primer momento despertó tal curiosidad en mi espíritu este libro que me hizo devorarlo cuando llegó a mis manos, ofrecido por la buena amistad de su autor. (...)
Federico García Lorca ha recorrido, en peregrinación artística, la tierra castellana, y nos ha ofrecido luego sus impresiones; Federico García Lorca, granadino, nos dice cómo es su Granada espiritual. Esto es el libro 'Impresiones y paisajes'.
Pero en el libro hay toda un alma de artista, infinitamente sensible, infinitamente espiritual, si no es redundante esta frase, que convierte en oro cuanto toca, por una milagrosa transmutación. (...) Acaso la realidad castellana o la realidad granadina no asomen en las páginas de 'Impresiones y paisajes' «su nevada cabeza». ¡Esto, no importa! En cambio, está allí toda la realidad espiritual de García Lorca, que es lo importante. Allí están todas las amarguras, todas las melancolías, todos los matices pasionales, todas las lumbres de su alma, brillando en las cosas y sobre las cosas, aureolando los objetos sobre los que se proyecta, envolviendo sus visiones entre neblinas y cendales de misterio, dignificándolo todo con el aristocratismo de la poesía. (...)
Después de leído cuanto antecede, alguien podrá preguntarme: –Y bien: ¿cuál es, concretamente, su juicio sobre García Lorca?
Ahí va en dos palabras y en latín, para mayor claridad: Papam habemus!
Homenaje
Federico García Lorca
Don Aureliano del Castillo era un caballero granadino, católico y franco, de maneras corteses y charla exquisita. Usaba capa y chambergo, conservaba el viejo aire de sus antepasados románticos y sabía penetrar sin guía por los azules y difusos laberintos del arte.
Fue poeta de emoción contenida, y gustaba de la Buena música con un criterio moderno y amplísimo. Antes de morir estuvo recordando frases de Chopin y de Schumann, maravillosas frases llenas de luna, cinceles inefables con los cuales había tallado su fino espíritu de artista.
Ha penetrado en el misterio con una serenidad admirable, purificado por el terrible sufrimiento de la carne y limpio de pecados.
Muerto parecía dormido.
Muchas veces hablé con Don Aureliano de serios problemas estéticos y siempre pude admirar su rara sagacidad de explorador artístico y su profundo respeto por las cosas que no sentía.
El alma del rancio hidalgo español temblaba en su corazón sencillo.
¡Ha sido una verdadera lástima! Tenía cuarenta y nueve años y un horizonte claro.
Granada pierde un caballero artista y el periodismo andaluz un hijo ilustre, cuya labor ha sido utilísima para el desarrollo intelectual de la región.
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