Tengo que comenzar aclarando que soy socio de la U.D. Cazorla y del C.B. Cazorla casi desde que tengo conocimiento. He visto a ... estos dos clubes en sus tardes de gloria, pero también en sus horas más bajas, que de todo ha habido en estos últimos cuarenta años –algo menos en el caso del baloncesto–. También he de decir que el deporte de la canasta me ha subyugado en el comienzo de este segundo milenio, prestando menos atención al fútbol del que hubiera deseado. No se puede estar en todas partes. Pero es que he disfrutado mucho en la grada del 'José Jorquera de la Hoz', con mi cámara de fotos y escribiendo sobre este club que ha hecho historia a nivel jienense y andaluz. Cada partido llegó a convertirse en un verdadero espectáculo, con jugadores que ni hubiéramos soñado ver aquí: Leshaun Murphi, con aquel mate estratosférico que abrió todos los telediarios; Placide Nakidjim, que se enamoró en y de Cazorla; Pedro Romera, al que fichó el CAI Zaragoza; Jalen Riley, el MVP por excelencia... Pero apenas hubo jugadores de Cazorla. Era uno de los precios que había que pagar para llegar a semejantes cotas.
No olvido aquellos tiempos en los que sí tenía tiempo para todo -menos para estudiar, claro está-. Corría el final de la década de los 80 y el comienzo de los 90 del pasado siglo cuando, incluso antes de estrenar la mayoría de edad, escribía crónicas deportivas en otro periódico provincial y colaboraba con Radio Cazorla, lo que me obligaba -bendita obligación- a seguir a blanquiazules y verdes allá por donde fueran. A todo ello sumaba mi pasión por el teatro y la pertenencia muy activa a la compañía estudiantil Pecato Veniale -con la que también viajaba todo el verano-, por lo que mis padres apenas me veían por casa. Así que si Mahoma no iba a la montaña... Se convirtieron en unos forofos del fútbol y no hubo un campo de la provincia que no visitaran junto a mí, ya fuera en el autobús del equipo o con su propio coche.
Eran tiempos en los que el fútbol mandaba en Cazorla. El campo 'Los Halcones' se convertía en un hervidero cada partido. Los clubes de la entonces Regional Preferente temían jugar aquí, no porque su afición fuera violenta -ni mucho menos-, sino porque animaba sin desfallecer, desde los aficionados y aficionadas más pequeños hasta los más mayores, como mis padres. También, todo hay que decirlo, por las reducidas dimensiones del terreno de juego. Pero, sobre todo, por la extraordinaria plantilla que este club humilde consiguió armar, con jugadores de Linares, de Úbeda... y de Cazorla. Esa fue la principal virtud de aquellas juntas directivas, mezclar cada ingrediente en su justa medida.
De tal modo que por aquellos tiempos se alcanzó la primera Copa del Gobernador y la liguilla de ascenso a Tercera División. Nunca desaparecerá de nuestra memoria colectiva la interminable fila de coches tras el autobús del equipo, celebrando con cánticos y mucho claxon la victoria en la copa provincial, desde Villacarrillo hasta la misma plaza de la Tejera. O aquellos partidos de liguilla ante equipos en teoría muy superiores, como los de Motril, Adra o Fuengirola, donde tuvimos la oportunidad de saludar al inolvidable Juanito, que nos acompañó y firmó autógrafos en la grada del estadio malagueño.
Por tanto, sé muy bien que la U.D. Cazorla es un club humilde y de una ciudad pequeña, pero con una gran historia. Respetable y respetado en este mundillo del fútbol provincial. El campo 'Los Halcones-Carlos Romero' aun es de los que más gusta visitar a los rivales de los cazorleños, ya sea de su equipo senior o de sus categorías inferiores. Se ha ganado a pulso no ser maltratado desde ninguna instancia deportiva. Algo que, sin lugar a dudas, ha ocurrido con el affaire de la Copa de Andalucía, teniendo que ser el TADA quien, en última instancia, confirme como campeón en Jaén al equipo cazorleño, tras haberlo merecido sobradamente en el terreno de juego con la victoria ante el C.D. Vilches. Pero el daño ya estaba hecho. Los blanquiazules fueron sustituidos por el C.D. Navas en la eliminatoria con el campeón granadino, el Cúllar Vega C.F., en el camino a conseguir el título regional y, además, el pase automático para la fase interterritorial de la Copa del Rey. Una intolerable adulteración de la competición -con perjuicio económico- por la que alguien debería responder, aunque solo fuera pidiendo perdón.
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