Mucho se está hablando estos días de la suerte que ha tenido la cuñada del alcalde de Almería, Ramón Fernández-Pacheco (PP), de haber acabado ... siendo la número uno en las oposiciones públicas al Ayuntamiento almeriense de entre más de 1.000 aspirantes. A ver. Alguien tendría que haber acabado en primera posición y seguro que, fuese quien fuese, iba a acabar siendo el blanco de todas las miradas. Ya se hubiera indagado sobre su afiliación o simpatía política, sobre su parentesco con determinadas personas,… pero es que somos así. Nunca pensamos que la gente se puede haber ganado el puesto por mérito propio.
Y es muy probable que haya sido así en esta ocasión. De todos modos, no es la primera vez que somos testigos de la suerte laboral que han corrido otras personas cercanas al alcalde. Por ejemplo, también fue muy sonado que una tía suya fuera nombrada a dedo gerente de la Empresa Municipal Almería 20/30 que se encarga de planificar el desarrollo urbanístico de la ciudad. Oye, pues ya es casualidad, también, pero nadie lo escondió. Quiero decir: si la suerte laboral de estas personas –de las que se conozca, al menos- han salido a la luz, son públicas y notorias y no se esconden, hay que ser muy lelo para haberlo hecho mal a propósito. Debe ser absolutamente cierto que son las personas más destacadas para desempeñar ese cargo.
Si el alcalde hubiera querido enchufar a alguien no preparado, más bien les hubiera puesto en la retaguardia, les hubiera buscado puestos de conserjes, conductores,… cosas así que son menos vistosas a la luz pública. Sería todo un despropósito colocar, a dedo, delante de toda Almería a alguien de tu familia sanguínea o política si no fuera, de verdad, la número uno por encima de otras cientos o miles de personas.
Pero, ¿quién nos dice que la suerte no está del lado de la familia y amistades de Ramón Fernández-Pacheco? Pero es que está del lado de todos nosotros y nosotras porque vivimos en una ciudad en la que 'la vida nos sonríe', como reza el eslogan que presentó el mes pasado el consistorio almeriense para atraer a gente, porque aquí se es feliz.
Caminas por las lúgubres calles de El Zapillo, muchas hiperpobladas de baches, y la vida te sonríe. Pasas por la fuente de los 102 o 103 pueblos y te tienes que tapar la nariz del hedor que desprende desde que la inaugurara Esteban Rodríguez, y 'la vida te sonríe'. Te despiertas a las 5 de la madrugada por el ruido de los camiones de recogida de basura y 'la vida te sonríe', y dentro de poco tendremos toldos en lugar de sombra de árboles naturales en la Plaza Vieja porque en Almería, gracias a este alcalde 'la vida nos sonríe'.
El Ayuntamiento no señaliza un túnel cuando hay alerta máxima por tormenta, muere un vecino en accidente laboral in itínere y 'la vida nos sonríe'. Nuestro alcalde se emociona con que la Junta esté gobernada por la derecha después de 37 años y pese a que aún no hemos visto esos supuestos buenísimos frutos en Almería de la llegada al poder de Moreno 'la vida nos sonríe'. Nuestro alcalde le hace guiños a la extrema derecha en la capital porque no tiene mayoría absoluta y les necesita a ellos o a quien pilote Ciudadanos para sacar adelante sus proyectos y 'la vida nos sonríe'.
Yo creo que ha llegado el momento de bajarse del unicornio y, a poder ser, en la siguiente parada.
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