Carestía veraniega
Editorial ·
Sería temerario contemplar el alza de los precios como un fenómeno pasajero que concluirá en 2023Sábado, 24 de julio 2021, 23:12
La subida de los precios de la energía, coincidiendo con la reactivación de la economía en los países que tienen acceso a la vacunación frente ... a la covid, ha supuesto un incremento del IPC sin precedentes en los últimos años, del 2,7% en junio. A ello ha contribuido el precio del transporte, de los vehículos de automoción, de los paquetes turísticos, de la vivienda y de determinados productos alimentarios como el pescado. La reducción del IVA de la energía eléctrica hasta el 10% aliviará pero no frenará la tendencia al alza del recibo de la luz, que la pasada semana alcanzó récords históricos en España y previsiblemente se mantendrá en lo que resta de ejercicio y durante 2022. Los mensajes públicos con que tanto la ministra Teresa Ribera como el propio presidente Sánchez han tratado de derivar hacia la UE la «necesidad de reflexionar» sobre el futuro del sistema eléctrico, no puede disimular la impotencia del Gobierno ante la naturaleza marginalista del cálculo de la tarifa de la luz.
Tampoco parece que el incremento del precio de los combustibles fósiles, que ha experimentado una subida del 16% en la primera mitad del año, vaya a compensarse por la decisión de la OPEP de elevar la producción. Y menos en lo que respecta al consumidor final. Mientras, las empresas de distribución están notando el retraimiento de los usuarios ante las disuasorias subidas de la gasolina y el gasoil. Hay razones para suponer que la carestía en tantos bienes con la que los españoles se han topado este verano es a la vez efecto y causa de la reactivación respecto a un año largo de restricciones. Pero sería temerario contemplar el alza de los precios como un fenómeno necesariamente pasajero, que vaya a estabilizarse en la perspectiva de 2023. A la espera de que el Gobierno presente el techo de gasto para la elaboración de los Presupuestos 2022, estos deberían tener en cuenta la eventualidad de que la subida del IPC no sea solo un 'repunte vacunal', cuando es una señal común en el hemisferio norte.
El compromiso expuesto por la presidenta del BCE, Christine Lagarde, de mantener bajos los tipos de interés tras elevar el objetivo de inflación al 2%, no exime al Ejecutivo español de preocuparse por los efectos que una mínima subida del precio del dinero comportaría para una deuda del 125,3% del PIB.
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