Capitán Neve y Rita Hayworth, tándem para la Casa Blanca

Espero que no les haya dado pistas a los ágrafos derriba estatuas y la tomen con la escultura de Don Felipe que llegó hasta el confín del mundo conocido y más allá en busca de gloria y fue dejando las semillas hispanas que se hunden en lo más hondo y antiguo de una nación tan joven como los USA.

Ya te digo que me gusta el Capitán Neve y Chato el Apache y también Jerónimo, Cochise y Toro Sentado. Eran buenos americanos y recibieron matarile mientras luchaban por sus tierras con otros tipos como Will Bill Cody, el General Custer o Bat Masterson. Sí, a estas alturas ya te habrás dado cuenta de que lo que conozco y lo que conocen la mayoría de los españoles son las cosas que salían en las películas. Primero fue el Far West y John Wayne y luego llegaron Marilyn, Gable, Pacino, Perkins y hasta la historia de Espartaco nos llegó desde el otro lado de la «mar océana». La verdad es que los jodíos yankis lo venden de puta madre. Entre el torso de Víctor Mature en la 'Túnica Sagrada' que se quite el esmirriado actor que salía en los Evangelios Según San Mateo y según Passolini.

Ya ves, aquel pequeño pueblo que cimentó mi paisano creció alrededor de la misión de San José se convirtió en la meca del cine y en la factoría de homogeneización cultural. La globalización cultural. Ahora todos vestimos según la moda que nos viene de Idaho o Nevada y las hamburguesas y perritos calcetines van sustituyendo a nuestra gastronomía y a los trajes de pastira y chirri.

Cuento esto para ir dando tiempo a que la primera potencia militar del mundo demuestre que sigue siendo la más inepta y chapucera contando papeletas de voto y sepamos de una vez si ganó Trump o Biden. O lo mismo me espero a que Aaron Sorkkin haga una serie para la HBO.

Margarita Cansino

Lo llaman 'ticket electoral'. Semejante pijada, propia de las elecciones en los Estados Unidos de Norteamérica, designa al acompañante del candidato presidencial. Suele servir para completar el espectro cultural, racial y social del primer espada. Como don Antonio ya ha elegido, yo me limito a cerrar el dúo. Me quedo con la presidencia, que el caballero don Felipe de Neve seguro que no tiene reparo en ceder galante el paso a la sin par Margarita Carmen Cansino. Acontece, casualidades del destino que el bailenense de pro con el que comparto página estudió con un sobrino nieto de la susodicha. Algo de belleza y encanto se le tuvo que pegar de tan excelsa mujer, don Antonio, aunque fuera por contacto tan remoto. Denoto sorpresa entre nuestros (e)lectores porque quizá ignoren que Margarita Cansino era el nombre real de la inigualable y divina Rita Hayworth.

He preferido su nombre original porque al margen de ser la primera mujer que alcanza la más alta magistratura estadounidense es de ascendencia española. Una de los nuestros. Ya ha habido un presidente negro, Obama, y parece que, afortunadamente si gana Joe Biden, una vicepresidente negra, Kamala Harris. Hora es pues de que la minoría hispana toque poder. Un conquistador, don Felipe de Neve, formando pareja con una conquistadora, Rita Hayworth. No hace falta ni celebrar elecciones. Ante cualquier duda basta con que sacuda su melena pelirroja para acabar con las disensiones. Conoce, por otro lado, lo que es soportar la violencia machista. Recuerden la bofetada de Glenn Ford en Gilda. Su empatía con los desfavorecidos la garantiza el hecho de que la acusaron de alcoholismo cuando en realidad padecía Alzhéimer. Tengan por seguro que Rita Hayworth promulga la sanidad gratuita para todos sus conciudadanos.

Cubre además el frente del islamismo pues estuvo casada con el príncipe Ali Khan. De director de comunicación otro de sus maridos, Orson Welles. No hay más colores que caoba en sus cabellos y azul para los ojos. Queda en ella saturada la división civil, que amenaza conflicto, entre los dos Estados Unidos, los rojos republicanos y los demócratas, azules.

Hubo un actor mediocre, Ronald Reagan, que llegó a presidente. Incluso repitió mandato. Hora es de que Hollywood provea una eminencia para la presidencia. Que además no necesitamos ni el «yes, we can» de Obama. Nuestro lema es Rita cantando «Amado -o Amada- Mío». Derretido tengo el corazón y decidido mi voto.