Canción de Navidad
La tribuna ·
Raphael seguía cantando 'El pequeño tamborilero' -ahora en la tele- pero ya éramos menos alrededor de la mesaana moreno soriano
Jaén
Viernes, 23 de diciembre 2022, 23:48
Imposible no recordar con este título a Charles Dickens, el autor de tantas novelas que denuncian la pobreza en la Inglaterra de la época victoriana, ... con niños siempre hambrientos de pan y de caricias; Canción de Navidad quería tocar el corazón de las personas indiferentes a lo que ocurre fuera de su espacio confortable y Dickens muestra el proceso a través del cual en el protagonista va cambiando su actitud hasta convertirse en un hombre compasivo y generoso, tocado por el espíritu navideño. Pero yo quiero hablar de las canciones de Navidad en sentido literal, esas de las que tengo memoria desde que era una niña y que me han acompañado a lo largo de los años.
Por ejemplo, los villancicos que cantábamos en el colegio de primaria alrededor del Belén y que después continuaban en casa, porque, además del romance de la huida a Egipto que tanto le gustaba a mi abuela y de la nana en la que mi madre imitaba a la Virgen arrullando al Niño Jesús, mi padre ponía un disco en el que distintos cantantes y con distintos estilos, entonaban unos campanilleros con la anunciación del arcángel San Gabriel, recordaban el portal de Belén en una noche estrellada, fría y callada o celebraban la alegría de los pastores por el nacimiento de Jesús con fandangos de gloria.
No imagino una Navidad sin canciones, que no eran solo motivo de fiesta, sino que daban pie a conversaciones -tan ingenuas en las preguntas como en las respuestas- que nos convocaban en torno a la mesa para compartir, al calor del brasero, tradiciones, recuerdos y los dulces recién salidos del horno.
Con el paso del tiempo, empezaron a faltar algunas de las personas que animaban la Navidad de mi infancia y las niñas, que ya éramos adolescentes, estábamos más ocupados en las confidencias con las amigas que en cantar villancicos en la puerta de casa; Raphael seguía cantando 'El pequeño tamborilero' -ahora en la tele- pero ya éramos menos alrededor de la mesa y yo buscaba una imagen más humana y cercana de la Navidad, como el portalín de piedra de Víctor Manuel, el Cristo de Palacagüina de Carlos Mejías Godoy o los poemas con música de Gloria Fuertes.
Después creció la familia: los abuelos eran nuestros padres y llegaron nuestros hijos, los nuevos nietos que hacían, con su candor infantil, las mismas preguntas que yo hacía treinta años atrás; con ellos aprendí nuevas canciones y escuché las de siempre, recordé con emoción el romance de la huida a Egipto que cantaba mi abuela en las voces y los instrumentos del grupo Andaraje y busqué en los viejos discos de vinilo las canciones de mi padre para evocar los momentos de la infancia, mientras nos acomodábamos de nuevo alrededor de la mesa.
Ahora, cuando soy consciente de que he vivido muchos más años de los que me quedan por vivir, se mezclan en mi memoria toda la música y todas las canciones que asocio con la Navidad y aparece el Mesías de Haendel junto al coro de mi parroquia en los años sesenta y el anuncio del turrón que volvía a casa por Navidad; recuerdo los villancicos flamencos de la Paquera de Jerez y a Rocío Dúrcal cantando 'Adeste, fideles'; escucho a Paco Ibáñez y a Jairo hablando de la carpintería de José y me dejo llevar por el estribillo de 'Su carita divina'; sonrío pensando en las campanas de Belén y en los peces que beben en el río y sé que este año también vienen los Reyes Magos y que el camello cojito llegará al portal de Belén.
Evoco así momentos entrañables que vivo de nuevo, porque el tiempo existe en la conciencia y es memoria, presente y futuro y creo que, en todos esos tiempos, caben dos versos del villancico citado de Víctor Manuel, con el que quiero felicitar la Navidad a creyentes y no creyentes: «El hijo de María y el hijo de Dios/ viene a enseñarnos un mundo mejor».
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