El campo y las puertas

A este paso, para no morir de asco, habrá que aislarse del mundanal ruido. Me voy preparando. Por lo pronto, cuando quiero distraerme un rato de sobremesa, veo unos documentales rodados en territorios remotos de Alaska y otros lugares similares de EE UU, donde unos cuantos seres humanos viven en cabañas cubiertas de nieve, comen lo que pescan y cazan y se calientan con leña de árboles viejos. Supongo que a estos supervivientes les importa un comino quien gobierna. Seguramente no votan nunca. Eso sí que es vivir un una tierra vaciada, ahora que gracias a 'Teruel existe' nos enteramos de que la España rural se muere. Menuda manipulación. ¡Pero si la España rural se lleva muriendo desde los años 50 del siglo pasado, cuando la mitad de los españoles se fue -con Alfredo Landa- a Alemania, a mandar divisas para que viviera la otra mitad! Y para hacer pantanos. ¿Ahora se enteran? Enciman van y lo cascan, para cobrar subvenciones digo yo. Y nos lanzan recetas milagrosas. Por ejemplo; ¿Van a poner AVE a Teruel? ¿Van a traerlo a Jaén? Porque, al parecer, estos listillos dicen que si los pueblos del interior, especialmente los de zonas aisladas geográficamente, tuvieran autopistas, aeropuerto o Ave, la gente ya no se iría a la capital. Y Teruel existiría. A lo mejor a algún iluminado se le ocurre implantar aquella ley franquista que obligaba a los funcionarios a residir en el lugar de trabajo. Así unos pocos sanitarios, docentes u oficinistas se verían forzados a vegetar en el pueblo que les tocó, les gustase más o menos la vida aldeana. Y se ocuparían unas cuantas casas vacías. Ya no me extraño de nada, porque si algo le gusta a un político colectivista es organizar la vida de los súbditos y limitar la libertad. Pero, ojo, porque al campo es muy difícil ponerle puertas. Y es arriesgado quitar las puertas que pone la madre naturaleza. Si se las quitas, los caminos son de ida y vuelta.

Eso le oí decir a un alcalde de un pueblo cualquiera de la Alpujarra granadina. Un joven sin muchas titulaciones universitarias pero con inteligencia y sentido común. Resulta que me invitaron a una reunión para debatir problemas del mundo rural. Cuando alguien bastante torpe apuntaba en aquella reunión de ediles alarmados por la despoblación de sus pueblos, que había que instar a la Diputación a construir autopistas en plena montaña, un joven alcalde, que creía en la libertad, dijo que a más facilidades menos gente viviría en los pueblos serranos, porque salir era mucho más atractivo que entrar. A ver, si un joven quiere juerga, gana la capital. Si una pareja con hijos quiere universidad, gana también. Si un enfermo quiere hospitales, no le merece la pena mantener casa en el pueblo. Y si un obrero busca curro, en el pueblo no lo encontrará nada más que el tiempo que dure la construcción de esa autopista sin puertas que por un lado conduce a ninguna parte. Esto no tiene arreglo fácil.

Por eso servidora está a verlas venir en el invento ese de 'Teruel existe'. Y en ver lo que pasa con los infinitos Teruel que tenemos de esta España nuestra. Creo que nada va a solucionar tener ocupado ahora un sillón del parlamento con esa bandera. Tiempo al tiempo. Por cierto, las malas lenguas dicen por ahí que su líder no vive en Teruel. Que reside en Valencia. Pero eso es tan kaf- kiano que no me creo. Sería otro farsante. ¡Animo amigo turolense y a lo tuyo! Sigue en tu tierra luchando. ¡La gente inventa cada trola!