Bulos sonámbulos
Juan Sánchez
Periodista
Lunes, 22 de septiembre 2025, 23:07
No me lo van a negar. Seguro que todos, y no creo que me equivoque, han escuchado alguna vez mientras bicheaba un mercadillo eso de «¡ ... Me los quitan de las manos!», claro como el «¡Nena, vamos a las bragas, al remeneo, al remeneo!». Pues visto lo presenciado al Gobierno le pasa algo parecido. Se ha convertido en un puesto ambulante en el que cada día aparece un tendero distinto para decir lo mismo que el anterior; que todo son bulos.
Lo de la ministra de Igualdad con las pulseras para alertar a las víctimas de violencia de género de la presencia en las inmediaciones de su agresor es de traca, pero con más pólvora que la quemada en el último encierro del Cristo de la Luz. ¡Qué poderío de pirotecnia! Por favor, si hasta los bancos adelantaron préstamos para la compra de cohetes. Pero bueno, a lo que nos atañe, que para la ministra Ana Redondo hasta las alertas de los magistrados del Consejo General del Poder Judicial son bulos. A su modo de ver todo a funcionado bien, pese a la gran pérdida de datos que no se han podido procesar y que se iban a emplear en los juicios para justificar las condenas a interponer; a pesar de que las pulseras fueran de una calidad tan mala, por haber apostado por lo low cost en lugar de mantener los sistemas de calidad existentes, que los delincuentes se las ponían y quitaban como les daba la gana; o aunque la Policía Nacional se viera obligada a entender una veintena de alarmas falsas emitidas por uno de estos equipos sobre un mismo individuo y que no tuviera control sobre otras porque no transmitían señal alguna.
Entiendo que de tenerla a la ministra se le habría caído la cara de vergüenza o igual no se le ha precipitado el rostro al vacío porque es una mitómana y se cree hasta sus propias mentiras. Todo es posible. A estas alturas de la partida yo ya me creo cualquier cosa que me digan. Es que eso de no dar explicación alguna y que lo único que salga de la boca de estos políticos es que todo son bulos, cuando precisamente la mayor máquina generadora de globos sonda, mentiras varias, chascarrillos penosos y motes, véanse fachosfera o fachavales, es La Moncloa.
Pero no pasa nada Irene Montero lo hizo de lujo y fue víctima de que los jueces y asociaciones de juristas fueran contra ella por modificar una ley que beneficiaba a los verdugos. Los mismo ocurre con la ministra Ana Redondo. Es que por mucho menos que todas estas tropelías el distinguido Pedro Sánchez, al que le ha venido de lujo la presencia del rey en la cumbre de la ONU para no tener que verse cara a cara con Donald Trump, otro que también se lo tiene que hacer mirar, bueno los dos o mejor los tres, hizo que su ministro flamante de Cultura presentara su dimisión acabando de una tacada con su carrera profesional en televisión. Lo único, en descargo del líder de algunos, es que le hizo un favor. Les aseguro, y no lo conozco, que este señor ahora con su librería es mucho más feliz que antes. Aquí el único fastidiado de haber sido expulsado del cargo público es José Luis Ábalos, porque en su caso su vida social, privada, pública y las demás se subvencionaban con el erario público. Si es que el vicio es caro. Lo que su exmujer llamaba una fiesta de gogos ligeritas de ropa pagadas por el Estado en Canarias para él era un hotel de turistas con animadores.
Igual el señor Ábalos, como ya va teniendo su edad, lo que debe hacer es apuntarse al Imserso, que va a estar en todo momento acompañado y a unas tarifas más que competitivas. A todo confort a módico precio. Es decirlo así y a uno lo que le viene a la mente eso de «¡Me los quitan de las manos!». Lo que nadie me saca de encima es la miseria en la que vivimos. No se ustedes, pero un servidor ya es uno más de los del Circo del Sol. Antes hacía malabares a final de mes, como los que se ponen en los semáforos con los paquetes de pañuelos al vuelo, pero es que ahora tengo que ir a nivel pro desde el primer día de la nueva mensualidad. Y mientras tanto otros viviendo del cuento y cuando algo se les tuerce nada mejor que escurrir el bulto y la culpa para otro. Parece que van con la escoba en la mano y levantando alfombras. Como antaño. Si es que no variamos un ápice.
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