Bien nacidos
Ahora está palpitante la lucha contra el racismo en todo el planeta
Domingo, 14 de junio 2020, 00:48
Hay buenas ocasiones para la reflexión. Por ejemplo, el día 8 de este mes ha sido el Día Mundial de los Océanos. El agua define ... nuestro planeta. Tanto que, como decía con frecuencia nuestro añorado doctor Rodríguez de la Fuente, define a nuestro 'planeta azul', al que correspondería mejor el nombre Agua que el de Tierra. Solo conocemos un cinco o diez por ciento de ellos y encierra una vida inmensa que debe ser mimada. Es el futuro de nuestros hijos y nietos, y tenemos la obligación de cuidarlos para entregar debidamente ese legado. Frente a ello, durante esta pandemia ya hemos empobrecido nuestro mar Mediterráneo arrojando en él ingentes cantidades de guantes y mascarillas.
Como decía a unos amigos hace poco, hay causas por las que vale la pena pelear. Ahora está palpitante la lucha contra el racismo en todo el planeta. Vemos con asombro e indignación las manifestaciones en numerosas ciudades norteamericanas y también de Europa, Asia, Oceanía y Suramérica (en África no. Allí ya tienen bastante con luchar contra la guerra y el hambre). Gran parte de nuestras sociedades bregan frente a la violencia contra las mujeres, los abusos a los niños, el abandono y maltrato a los ancianos… Son causas justas. Vale la pena luchar por ellas. Para hacerlo da igual la ideología política, si crees en el feminismo o no, si tienes hijos o no los tienes, si cuidas en casa a un perro, a un gato o a un canario. Es una cuestión de gente de bien.
En España hay mucha gente bien intencionada, aunque algo apática. No podemos seguir así. Hay que implicarse, mojarse por esas causas justas. No quedarnos parados (nunca indiferentes) si contemplamos el maltrato verbal o físico a una mujer, a un niño. No callar si vemos como arrojan basura en un contenedor para reciclaje del papel, cuando el de desechos biológicos está al lado. Colaborar, aunque sea mínimamente, con una ONG que nos complazca. No se trata de dar dinero. La cuestión es echar una mano.
Imaginen tan solo que toda la buena gente de España decidiera plantar un arbolito cada año. Solo uno. Cavar un pequeño agujero y depositar ahí las raíces de lo que después se verá como un palito. Imaginen, aunque no pudiéramos hacerlo todos. Solo unos minutos para dicha acción en un terreno abandonado ¡Serían de veinticinco a treinta millones de árboles cada año! Y así sucesivamente. Treinta millones de buenas acciones protegiendo nuestro medio ambiente, cuidando a animales, respetando a los ancianos, etc. Insisto que para ello solo hace falta ser un bien nacido y de esos somos muchos.
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