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Benevolencia y solidaridad desbordantes

ANTONIO LUIS GARCÍA

Sábado, 9 de febrero 2019, 23:24

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Esa frase tan repetida de que «todos somos Julen», es afortunadamente cierta. Tras dos largas semanas con «el alma en vilo», atentos a la prensa, ... pegados al televisor y pendientes siempre de la localización y rescate del cuerpo del pequeño Julen; por fin, hemos conocido el resultado final, el desenlace imaginado, pero nunca deseado: el niño, de sólo dos años, había fallecido. El milagro, tan esperado, no se ha producido; pero, sin embargo, Julen, sí nos ha dejado un sustancial sabor agridulce, una increíble simbiosis entre la pena de su muerte y el halo de alegría, causado por la benevolencia y solidaridad abundantes y desbordantes, que hemos podido ver, vivir y asimilar durante estos días. Por ello, quiero expresar aquí, el orgullo y la satisfacción que nos producen estas actitudes altruistas, comprensivas, generosas y grandiosas, que nos unen, nos fortalecen, elevan nuestra moral individual y colectiva y que suceden cada vez que ocurre un accidente grave, una agresión, una muerte violenta, un asesinato, etc. Sus protagonistas son cientos e incluso miles de personas, que ayudan, apoyan, colaboran y se solidarizan con las víctimas o los familiares, que han sufrido o están sufriendo las consecuencias de la acción o de la pérdida.

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