Barranco, entre dos palacios
Jesús Lens
Viernes, 29 de abril 2022, 00:44
En ocasiones, las conversaciones gastronómicas al calor de una cerveza bien fría para el suplemento Gourmet de los viernes se salen del camino marcado y ... terminan conduciéndonos por derroteros imprevistos.
Me volvió a pasar el pasado martes, charlando con Paco Barranco, uno de los artífices de la Granada contemporánea que expandió sus límites más allá del Zaidín. Recordaba cómo, para aquella primera Copa del Rey de baloncesto de 1992 celebrada en nuestra ciudad, el autobús de los equipos llegaba al pabellón poco menos que traqueteando, como si circulara por pistas rústicas de la Vega.
Era la nueva Granada que se asomaba al siglo XXI, a la que el propio Palacio de los Deportes dio nombre, además de servir como núcleo irradiador que generaba seducción en los sectores aliados, que diría Errejón. Una Granada amable y residencial con viviendas y comercios de cercanía, bares de los de toda la vida y equipamientos deportivos de primer orden, con el complejo Núñez Blanca y el estadio Nuevo Los Cármenes a la cabeza.
Después llegaría el PTS, pero esa es otra historia. Porque a mí, lo que me desconcierta, es que una zona urbana que deberíamos aprovechar al máximo, tenerla toda bonita y 'espercojá', da pena verla. Por una parte, el erial en torno al campo de fútbol, que sirve como aparcamiento los días de partido, y el resto de la semana es un descampado horrendo. Por otra, la hermosa parte ajardinada del Palacio de Deportes, vallada y cerrada a cal y canto, hurtada al uso ciudadano.
Y está el espacio entre el Palacio y Los Cármenes, igualmente infrautilizado. Este año, durante los partidos de baloncesto hay dos foodtrucks que venden cerveza y refrescos, pero sigue siendo un territorio hostil y desabrido. Me decía Paco Barranco que, desde mucho antes de que recintos deportivos como el Santiago Bernabéu añadieran locales de ocio y restauración a sus instalaciones, ya existía un proyecto para dar vida a ese espacio entre ambos recintos nazaríes. ¿Qué habrá sido de él?
Hace unos meses, hablando con Carlos Díaz, gerente de Gegsa, le preguntaba por la posibilidad de tener buenos restaurantes en espacios singulares de la ciudad. Me dijo que quería abrir uno en la excepcional terraza del Auditorio Manuel de Falla y que está detrás de darle vida gastronómica a nuestros recintos deportivos más señeros, con vistas a Sierra Nevada y fondos de La Liga. ¿Llegará todo ello buen puerto?
Se me termina el espacio y se me queda en el tintero la remodelación del Palacio de Congresos en la que Barranco está actualmente volcado, que también incluirá la puesta en producción de varios espacios únicos y singulares, desaprovechados por distintas circunstancias. Un Palacio que es una ciudad en sí mismo y que, enclavado en el corazón de Granada, va recuperando el pulso a lomos de la ansiada nueva normalidad. Esta semana, con dos congresos a la vez, por ejemplo.
Qué gran lección me dio Paco Barranco sobre esa otra Granada a cuyas infraestructuras y equipamientos deberíamos sacar mayor partido y rendimiento.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión