Últimamente se oye hablar mucho, quizá demasiado, de las obras del AVE y de las conexiones ferroviarias de la provincia tanto para llegar como para ... salir de ella. Está claro que la llegada de la alta velocidad marcará un punto de inflexión en las comunicaciones de y hacia Almería que nos cambiará el abanico de oportunidades para viajar. Un abanico que se ha ido reduciendo de manera alarmante en los últimos años y que los sucesivos gobiernos andaluz y nacional no solo han sido incapaces de evitar sino que lo han propiciado. Gloriosos eran los tiempos en los que te metías en un tren a las 11 de la noche y te ponías en Madrid o en Sevilla a primera hora de la mañana después de viajar cómodamente y según el presupuesto de cada uno bien en asiento bien en litera o bien en coche cama. Llegabas a Madrid o Sevilla y tenías todo el día por delante para hacer gestiones antes de volver a embarcar por la noche en el tren que te devolvería a casa. Pero también existía el Talgo y un tren con Barcelona y aviones y autobuses. En definitiva todo un elenco de oportunidades para salir o llegar a esta provincia a la que por aquel entonces, y hablo de hace 30 años, no había autovías en las que venir cómodamente en coche. El caso es que poco a poco hemos perdido transportes y ya solo nos queda el Talgo con la única posibilidad de viajar de día, el autobús y, eso sí, las autovías que ya sí llegan a Almería. Y nos queda también el avión con unas frecuencias cada vez más de risa que te obligan a hacer noche en Madrid con el consiguiente gasto en alojamiento, siempre que consigas viajar porque ahora la táctica adquirida es vender más pasajes que asientos tiene el avión y si eres de los últimos en llegar pues no te queda más remedio que permanecer en tierra. Pero el avión tampoco es que sea una bicoca. El jueves simulé un viaje a Madrid para el viernes 19 de noviembre con vuelta el 20 cuyo precio ascendía a 403 euros. También simulé otro para mañana lunes con vuelta el martes que salía por 293 euros. Muy caro se me antoja para viajar prácticamente en el día a Madrid, donde además hay que pernoctar.
Y ante todo esto parece que será el AVE el que nos volverá a conectar con el resto del país, aunque no parece que se esté avanzando mucho más allá de hacer anuncios o dar fechas que se quedan cortas al cabo de un tiempo. Digo yo que si cuando el entonces ministro Álvarez Cascos fechó la llegada del Euromed a Almería en 2005 se hubiera alcanzado un acuerdo serio y generoso entre los partidos del arco parlamentario para empujar a los gobiernos de la nación a que trabajaran sin demora y freno por la alta velocidad entre Almería y Madrid, estoy convencido de que almerienses y murcianos estaríamos viajando cómodamente y con rapidez desde hace ya tiempo en tren. Y eso mismo sería aplicable al Corredor Mediterráneo que nos habría permitido enviar nuestras mercancías a toda Europa en un transporte barato y sostenible y haría tiempo que los problemas que ahora se vislumbran con la contaminación (la huella de carbono) y la falta de profesionales de la carretera (camioneros) habrían estado solucionados.
Pero no, eso en esta tierra o en este país es una quimera y los partidos más que remar en la misma dirección, como se suele decir ahora, se han dedicado más a remar a contracorriente dependiendo del grupo político que gobierne desde Madrid o desde Sevilla. Sirva de ejemplo la reunión mantenida el lunes en Sevilla entre el alcalde de Granada y el presidente de la Diputación granadina con la secretaria de Estado de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Isabel Pardo de Vera, para hablar de la conexión ferroviaria Granada-Almería. Reunión a la que no fue invitado el alcalde de Almería que, imagino yo, algo tendría que aportar. Ramón Fernández-Pacheco les puede parecer a los reunidos en Sevilla más feo o más guapo, más simpático o antipático, pero lo que está claro es que es el alcalde de Almería y algo tendrá que decir al respecto. Lo mismo que el presidente de la Diputación de Almería, Javier Aureliano García, que tampoco fue invitado. Hablar de una conexión entre dos provincias sin tener en cuenta lo que pueda aportar una de ellas simplemente porque sus representantes son de otro partido político es sencillamente ridículo y estúpido. Y el PSOE de Almería callado no se vayan a molestar en las alturas. Así nos va.
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