Siempre te recordaremos, Fina Cuerva
«Hay personas que dejan una huella imborrable en la vida de quienes tienen la fortuna de compartir con ellas un tramo del camino. Personas cuya presencia ilumina, cuya lealtad sostiene y cuya profesionalidad inspira. Una de esas personas, sin duda, ha sido Fina Cuerva, quien nos ha dejado de manera repentina y dolorosa en el día de ayer»
Aránzazu Martín Moya
Delegada del Gobierno de la Junta de Andalucía en Almería
Jueves, 11 de septiembre 2025, 22:47
Hay personas que dejan una huella imborrable en la vida de quienes tienen la fortuna de compartir con ellas un tramo del camino. Personas cuya ... presencia ilumina, cuya lealtad sostiene y cuya profesionalidad inspira. Una de esas personas, sin duda, ha sido Fina Cuerva, quien nos ha dejado de manera repentina y dolorosa en el día de ayer. Su pérdida nos ha sumido en un profundo desconcierto, en un vacío imposible de llenar, pero también en la necesidad de rendirle homenaje desde el corazón y desde la gratitud.
Fina hubiese cumplido 63 años el próximo mes de octubre. Natural y vecina de Huércal de Almería, era huercalense de pies a la cabeza, y orgullosa de su tierra. Madre ejemplar de Fernando y Silvia, y abuela entregada de Luca y Lorien, Fina era el motor incansable de su familia. A lo largo de su vida se convirtió en el eje sobre el que giraban padres, hermanos, hijos y nietos, lo que sin duda imprimió su carácter. En los últimos años, quienes la conocían bien sabían que sus ojos brillaban de manera especial cuando hablaba de sus nietos, con los que soñaba compartir los años de una jubilación cercana que ya acariciaba en el horizonte.
Pero junto a su familia, Fina tuvo otra casa y otra gran familia: la Junta de Andalucía, y en particular la Delegación Territorial de Agricultura. Fue una de las primeras funcionarias de la recién creada Junta, tras el nacimiento del Estado de las Autonomías. Superó una de las primeras oposiciones que se convocaron, incorporándose como auxiliar administrativo. Tras un brevísimo paso por otra delegación, su vida laboral quedó ligada, desde entonces y hasta el final, a la Delegación de Agricultura. Allí fue creciendo, asumiendo responsabilidades, hasta convertirse en secretaria particular de los delegados que pasaban por el cargo, y desempeñando esa función con una brillantez y un compromiso que hoy todos reconocen.
Su labor iba mucho más allá de la organización de una agenda o la coordinación de un despacho. Fina se convirtió en la memoria viva de la Delegación, en la persona que lo sabía todo y a todos conocía. Por su mesa políticos de distinto signo y representantes de todas las áreas del sector agrario, pero siempre, en todos los casos, su papel fue el de una guía discreta y eficaz, dotada de un conocimiento profundo del campo y de sus gentes, que ella había aprendido a base de escuchar, observar y trabajar con una entrega admirable.
Hay una anécdota que refleja como pocas su carácter. Cuando fui nombrada delegada de Agricultura en 2019, al llegar a mi despacho encontré a Fina con todas sus pertenencias recogidas, convencida de que, con el cambio político, se prescindiría de sus servicios. Ese gesto, humilde y lleno de dignidad, me hizo comprender de inmediato quién era ella. No sólo decidí que permaneciera a mi lado, sino que pronto comprobé que, sin su ayuda, sin su experiencia y sin su cariño, aquellos años tan intensos y complejos habrían sido imposibles. Fina fue, en ese tiempo, la pieza clave que me permitió conocer a fondo la Delegación y poder desempeñar mi trabajo. Su lealtad fue inquebrantable, y de esa relación profesional nació también una relación personal y de amistad, profunda y sincera, que ha perdurado hasta hoy.
Así era Fina: leal hasta el extremo, alegre por naturaleza, siempre dispuesta a tender la mano y a resolver lo imposible con una sonrisa. Transmitiendo energía y vitalidad en su entorno de trabajo, alguien capaz de convertir las dificultades en retos y los problemas en oportunidades. En la Delegación de Agricultura su ausencia deja un vacío inmenso. Desde la anterior consejera, Carmen Crespo, hasta el actual consejero, Ramón Fernández-Pacheco, pasando por el actual delegado, Antonio Mena, el secretario general de la Delegación, José Antonio Aliaga, y cada uno de sus compañeros y compañeras, todos coinciden en que se ha marchado alguien insustituible.
Fina ha dejado una impronta imborrable en esa Delegación que tanto amó. Ella misma reconocía que su vida se dividía entre dos familias: la suya, con sus hijos y nietos, y la otra, la gran familia de la Junta de Andalucía. En ambas se entregó sin reservas, con la misma generosidad, con la misma sonrisa, con la misma fidelidad.
Hoy, cuando nos vemos obligados a despedirla antes de tiempo, sentimos una mezcla de dolor y gratitud. Dolor por su marcha, por lo injusto y repentino de la pérdida, por lo que aún le quedaba por vivir y disfrutar. Pero gratitud inmensa por haberla conocido, por haber compartido con ella risas, confidencias, jornadas interminables de trabajo y momentos de vida que ya forman parte de nuestro recuerdo más preciado.
Fina Cuerva no fue sólo una gran profesional. Fue una gran mujer, una madre y abuela ejemplar, una amiga leal, una compañera irrepetible. Hoy la despedimos con la seguridad de que su memoria permanecerá viva en cada rincón de la Delegación de Agricultura, en cada persona que trabajó a su lado, y, sobre todo, en el corazón de quienes la quisimos y la seguimos queriendo.
Gracias, Fina, por tu entrega, por tu lealtad, por tu amistad. Gracias por haber sido parte de nuestras vidas. Hasta siempre.
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