Vuelta al ruedo en la Corrala de Santiago
Antonio Sánchez Trigueros
Miércoles, 29 de mayo 2024, 23:54
Considero una fortuna haber sido designado por las Jornadas Taurinas de la Corrala de Santiago para recoger uno de los premios de la Junta de ... Andalucía, y eso a los pocos días de que el académico Martínez-Dueñas con fundamento sentara cátedra filológicotaurina en el Paraninfo de la Universidad. Lo dije al comenzar, mi intervención sería breve, precisa y, eso sí, apasionada. El mundo taurino necesita de iniciativas que contribuyan a su mejor conocimiento con toda su variada brillantez, participación activa de los actores de la tauromaquia y despliegue de sus complejidades. Y, como se viene haciendo en la Corrala de Santiago desde hace ya veintisiete años, eso hay que hacerlo con pasión, con corazón, dirigidos ambos por el cerebro y la inteligencia, lo que, utilizando una imagen nueva, conseguiremos proyectando las luces de la inteligencia sobre el traje del torero, el traje de luces; todo desarrollado con una enseñanza bien cimentada y equilibrada, con una pasión que no sea ciega ni diluya la razón histórica.
Porque estamos defendiendo y disfrutando de un arte de orígenes ancestrales, rito y ceremonia mágica (López Barrios dixit, otro maestro de la Academia) cuya historia y desarrollo ha elevado al TORO hispánico a la categoría de mito, que gracias a su sacrificio permanente se ha salvado de la extinción, la que sufrió el URO centroeuropeo en la época moderna de la historia, como nos enseñó Ortega en páginas luminosas. Junto a estos tres nombres que saben, yo, que en ocasiones también he intervenido en algunos foros taurinos, me considero un sencillo aficionado, pero un aficionado que me precio de muchas cosas: por ejemplo, de ser nieto de un gran cronista de toros malagueño, el poeta José Sánchez Rodríguez, de haber sido llevado por primera vez a la plaza de la Malagueta el día en que se despidió de los ruedos la inolvidable rejoneadora y torera portuguesa Conchita Cintrón (relieves en el recuerdo), como también de haber sido fiel, con mis ahorros de estudiante en los años sesenta, a las corridas del Corpus granadino y a la feria de agosto de Málaga, y así como finalmente me precio de ser un profesor universitario (no sé si uno entre muchos) que en sus clases de 'Teoría y Análisis del Espectáculo' ha dedicado todo el tiempo que ello se merece a analizar el ineludible acontecimiento taurino ante el que han vibrado y siguen vibrando millones de habitantes de nuestro planeta y, con su sensibilidad de artistas, cantidad incontable de escritores, pintores, poetas, ensayistas, escultores y músicos.
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