Papá Trump, ven en tren
Antonio Mesamadero
Lunes, 20 de enero 2025, 23:10
Corría el año del Señor de 2016 cuando Paco Cuenca invitó oficialmente a Obama a visitar nuestra ciudad como contraste de suave fragancia a la ... que el oscuro líder iba a realizar a Sevilla. Barack declinó la invitación después de que su Servicio Secreto le advirtiera que no podía protegerlo de la malafollá granaína. Creo que de haberse producido la visita -continuación natural de la de Clinton glosando con unas copillas de más las excelencias de nuestras puestas de sol-, la publicidad gratis total habría sido formidable para nuestra ciudad.
Pero despierte el alma dormida, avive el seso y recuerde cómo nos benefició aquella visita del pobre marido de Hillary y su loa a nuestro crepúsculo solar. Tras pronunciar aquellas palabras mágicas que no citaré por cansinas, medio mundo vino a comprobar en persona si lo que decía Clinton era verdad o el fruto de los vinos de la tierra. Para inmortalizar aquel hecho histórico, ya lo sabes, se colocó un monolito en San Nicolás que fue regado con mimo y a diario por personas y canes de todas las razas.
La pregunta es: ¿en qué medio de transporte vendría Trump de decidirse a visitar Granada, y por dónde? Si viene en el «Air force One»no habría problema, ya que nuestro nanoaeropuerto cabe holgadamente en la cabina de mando del avión presidencial. Descartado. El problema vendría de hacerlo en un tren AVE con retrasos crónicos. Con las malas pulgas que tiene Donald, lo mismo le amputaba los frenos para llegar más rápido. Queda la opción de que llegara desde Málaga en coche, pero no es recomendable porque el alcalde Paco de la Torre siempre tira para su tierra y le convencería de que la Alhambra pertenece a Marbella.
Lo único que despierta la curiosidad por Trump entre los granadinos es su tinte de pelo. Aún así, propongo que se le invite oficialmente para que desfile vestido de Rey Trump el día de la cabalgata de Reyes Magos de 2026 en Granada. Él repartiendo caramelos y los agricultores antiaranceles repartiéndole a él. Una fiesta inolvidable para niños y mayores.
Epílogo: Más allá de las puestas de sol granadinas, que son mérito de la casualidad cósmica y no de nuestra tierra, dicen que nuestro castizo atardecer recuperó el lustre gracias a las palabras de Clinton. Con Trump, lo único que ganaríamos sería un eclipse total el tiempo que durara su visita. Los tres días de oscuridad profetizados por algunos santos nos iban a parecer tres jornadas en la soleada Malibú comparados con la estancia en Granada de este loco del pelo rojo tirando a amarillo canario. Que venga, pero que corra el aire.
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