Paisajes de luz
Antonio Mesamadero
Lunes, 6 de enero 2025, 22:58
Quiero dedicar este artículo al joven Abraham Terrón por haberme regalado una lección de humildad nada más comenzar el año (no todo el mundo tiene ... la suerte de recibir un regalo tan grande). Pero vayamos al origen de este agradecimiento.
Rafa Vilchez, el gran cronista de la Alpujarra, publicaba recientemente en este periódico uno de sus bellos paisajes humanos en el que entrevistaba a Abraham, un joven pastor de 18 años que aprendió el oficio con su padre. El joven pedía a los Reyes Magos poder seguir ejerciendo su oficio, ya que sin la ayuda de alguna administración no es rentable pastorear.
Cuando acabé de leer el reportaje, un nudo en la garganta me hizo susurrar en voz baja «Dios mío, ayuda a este buen muchacho, se lo merece». Vilchez había obrado de nuevo una de sus milagrosas crónicas habituales entrevistando a la bondad en persona, una exclusiva periodística sólo al alcance de los que observan la actualidad desde la mirada limpia del periodista puro.
Este joven pastor nació en Órgiva y ejerce ese noble trabajo desde los 10 años. A diferencia de muchos chavales de ahora, que lo único que sacan a pastorear es su teléfono móvil y la asignatura pendiente de la buena educación, Abraham madura a la antigua usanza en el oficio de vivir. Ojalá que el 2025 cumpla los deseos de tan humilde y excepcional muchacho.
De vuelta a una realidad menos mágica, me encuentro con este entretenimiento. Hay quien alucina con los sudokus, pero yo prefiero el recibo de la luz, el gran pasatiempo de los masoquistas. Recuerdo que antes me pasaba las tardes haciendo crucigramas o sopas de letras sin sabor, pero lo he dejado por el recibo eléctrico, que engancha más, tiene potencia, cuotas, recargos, consumo real y también imaginario. Una pasada de laberinto.
El primer mandamiento del Gobierno pontifica que la energía es cara, que se tiene que traer de Francia (ahora entiendo por qué el plato de mi microondas gira al compás de La Marsellesa) y que el consumidor vive sumido en una especie de «La vie en rose» eléctrica que obligará en el futuro a subir las tarifas nuevamente. A este paso terminarán por cobraros hasta el primer rayo de luz del día, fantasía tienen para eso y más.
Y ya me despido de usted hasta la semana que viene con una frase de Albert Einstein: «Hay una fuerza motriz más poderosa que la electricidad: la voluntad». Hago mías sus palabras, porque no hay nada en este mundo que dé más energía que la voluntad de hacer añicos el recibo de la luz. Qué subidón.
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