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El fruto de la empanada

Matrimonios de inconveniencia con hijos

Lunes, 28 de julio 2025, 23:29

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Hay una anécdota de Samuel Beckett que me recuerda la manera de funcionar de muchos matrimonios. Él y su amigo, Patrick Whalberg, jugaban al billar ... todos los días en París durante cinco horas sin hablar ni una palabra. Y cuando terminaban de jugar, cada uno se iba a su casa sin decir nada. Se apreciaban, pero no tenían nada que decirse o, mejor dicho, se conocían tan a fondo que sobraban las palabras. La anécdota me sugiere la progresión natural del matrimonio, esa institución que el gran Ramón Gómez de la Serna supo resumir así: «El matrimonio es como el Metro; los que están dentro quieren salir y los que están fuera quieren entrar». El escritor pensaba que amor es cuando despiertas a la otra persona por la mañana y no se indigna. Como siempre, el humor dice verdades como puños sin que nadie se moleste.

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