10 años lo son todo
Jesús Lens
Granada
Lunes, 9 de mayo 2022, 00:48
Había runrún en los quioscos, ayer. Mucha gente esperaba para hacerse con el IDEAL del 90 aniversario, el XL Semanal y la revista conmemorativa, con ... una espectacular portada de ese genio que es Sergio García. Todo un viaje en el tiempo condensado en nueve viñetas, nueve, que muestran la evolución del periodismo desde las máquinas de escribir, los teletipos y el papel a las newsletter, los gráficos, las pantallas e internet.
Lo hojeé mientras desayunaba y aproveché para protagonizar mi propio periplo espacio-temporal, trasladándome a la Granada de 2032, cuando se cumpla el centenario del periódico. ¿Qué contaría ese número especial sobre los últimos diez años de nuestra provincia?
La capitalidad cultural había sido un rotundo éxito y el quinto centenario de la UGR la encontró convertida en referente internacional en Inteligencia Artificial, que Granada era la sede de la Agencia Estatal. Además, ya estaban excavados los cimientos del acelerador de partículas, que había pasado de ser un proyecto a una realidad en construcción. La ampliación del PTS también marchaba bien, sobre todo desde que uno de sus laboratorios contribuyera al descubrimiento del remedio que acabó definitivamente con el coronavirus. A pesar de que las temperaturas se habían elevado un grado a nivel mundial, en Granada descendieron gracias al anillo verde, la renaturalización de sus ríos y la descongestión de las carreteras del área metropolitana. La peatonalización de los centros urbanos, las nuevas líneas de Metro y el impulso al tren, que volvía a conectar toda Andalucía de forma radial, también contribuyeron. La remodelación de los Palacios de Congresos y Deportes había dotado a la ciudad de infraestructuras de última generación que acogían estrenos mundiales y eventos deportivos de primer orden, con los equipos de fútbol y baloncesto, tanto masculinos como femeninos, consolidados en la élite nacional.
Por fin había estrellas Michelin en la provincia, con la Vega en plena producción, y una programación cultural tan potente que el turismo se había desestacionalizado, petando los teatros, auditorios y salas de la provincia, además de los hoteles, bares y restaurantes. Cada mes, un festival servía como motor de arrastre cultural y el Museo de la Ciudad también atraía multitudes, con su colección permanente y esas temporales, tan atractivas. El Geoparque puso de moda la Zona Norte de la provincia y, mientras La Alpujarra y El Valle atraían a viajeros románticos del todo el mundo, Sierra Nevada y la Costa Tropical seguían tirando del turismo de naturaleza, sol, nieve y playa. Por su parte, la Villa Romana del Salar y los castillos del Poniente marcaban esa Última Frontera tan atractiva para los amantes de la historia. Y es que, si veinte años no son nada, diez pueden serlo todo.
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