Tradiciones
«La pena es que en esta ocasión no va a tener una repercusión especial porque coincide en su totalidad con la Feria de Málaga que, esta sí, tiene el beneplácito de todos, sobre todo, de los medios de comunicación que se volcarán en ella»
Ángel Iturbide
Periodista
Sábado, 17 de agosto 2024, 22:57
Sin apenas darnos cuenta la Feria de Almería nos ha atropellado a todos. No la esperábamos, aún no nos habíamos repuesto de los Juegos Olímpicos ... y de las recientes olas de calor cuando de pronto hemos sido conscientes de que la Feria ya está aquí. Nueve días de fiesta, de actos diversos para el disfrute de propios y extraños y nueve días para ensalzar o criticar el programa elaborado por el Ayuntamiento de Almería. Porque esa es otra, no hay feria que satisfaga o convenza a todos, siempre hay rendijas por las que se cuela la crítica y la descalificación, aunque hay que reconocer que pasan los años y los organizadores no han sido capaces todavía de diseñar una semana de fiestas con peso dado que los experimentos se siguen sucediendo año tras año.
La pena es que en esta ocasión no va a tener una repercusión especial porque coincide en su totalidad con la Feria de Málaga que, esta sí, tiene el beneplácito de todos, sobre todo, de los medios de comunicación que se volcarán en ella, aunque de pasada nos citen en alguna ocasión. Y no nos debe extrañar. El jueves oí en la radio que en Málaga estaban ultimando la instalación del centenar de casetas que darán vida y alegría a los malagueños. ¿Centenar? Sí, en torno a cien casetas donde cobijarse, mientras que en Almería tenemos la nada despreciable cifra de cinco.
Soy de los que piensan que las tradiciones están para abolirlas cuando no aportan nada salvo imprevistos. La manía esta que tenemos de que la Feria de Almería debe terminar el sábado anterior al último domingo de agosto nos lleva a que, como este año, las de Málaga y Almería transcurran a la vez. Algo que volverá a pasar en el año 2030 y a lo peor seguimos hablando de lo mismo. Si fuésemos capaces de consensuar una fecha fija para su celebración igual nos evitábamos el problema de coincidir con nuestros vecinos malagueños. O, mejor aún, podíamos fijar su fecha de celebración año a año, lo mismo que hacemos con san Juan o san Esteban según nos interese. Aunque eso no evitaría que las pobres María del Mar almerienses no tengan nunca una fecha fija para celebrar su santo.
El caso es que ya estamos en Feria y la ciudad la vive con intensidad. Para llegar a este punto ya se habían ido dando pequeños pasos, lentos pasos, tardíos pasos que nos iban indicando que la gran fecha se acercaba. Ya repartimos los abanicos y hasta salimos en televisión, si bien no sé yo si esto es positivo para la ciudad porque no deja de transmitirse una imagen negativa con cientos de personas haciendo cola para mostrar a cámara un simple abanico. Completado además con declaraciones de algunos que aseguraban llevar varias horas haciendo cola bajo un sol que aplasta. Para terminar diciendo: 'es una tradición'. Malditas tradiciones. Y con los abanicos nos llegó la subida del agua que según afirma el PSOE la alcaldesa aprovechó que estábamos entretenidos cogiendo abanicos para subirnos la tasa.
Hombre, un poco exagerado sí que resulta la afirmación porque somos legión los que no fuimos a por el abanico fiestero y también nos arrolló la subida. Y es lógico que nos suban el precio del agua. No sé si en un 35% lo es, pero lo cierto es que el agua que bebemos es desalada y eso hay que pagarlo. Nos aseguramos tener agua, eso sí, aunque no soy capaz de entender que se suba el precio pero no se tomen medidas para rebajar el consumo. Hay quien piensa que con el mar enfrente no nos faltará agua en nuestros grifos, pero esa no es la cuestión, el problema es que padecemos una sequía endémica y que debemos ahorrar agua y el ayuntamiento ya está dejando pasar mucho tiempo sin adoptar medidas que nos lleven a reducir su consumo. Vendemos turismo, pero no vendemos cabeza.
Y como había que dar pistas de que la Feria de Almería iba llegando, ahí estaba el flamante concejal de Turismo, Joaquín Pérez de la Blanca, anunciando que ya se había terminado de colocar los toldos para evitar el sol en algunas calles del centro de Almería. Y decía el concejal que se había adelantado su instalación a principios de agosto.
Los trabajos, con presupuesto de 600.000 euros, se extendieron entre el 17 de junio y el 2 de agosto. Tenían que estar colocados para la Feria, pero los trabajos terminaron (bueno eso es un decir porque al parecer ha habido más de un problema con su colocación) a muy primeros de agosto.
Y digo yo: ¿en julio no hace sol en Almería? Todo gira en torno a la Feria cuando desde junio esta ciudad soporta altas temperaturas.
Igual habría sido más oportuno comenzar su instalación el 17 de mayo para tenerlos colocados el 2 de julio. O, peor aún, lo mismo es otra tradición almeriense.
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