Malos augurios
«Son muchos los episodios de enfrentamientos en el seno del partido que no han hecho sino preocupar a las bases y contribuir a un hartazgo de los afiliados y simpatizantes»
Es difícil saber cuándo comenzó la descomposición del Partido Socialista Obrero Español en Almería y más difícil aún comprender como ese deterioro continúa tanto en ... el tiempo. El último incidente con las listas que los socialistas presentan a las elecciones municipales en la capital no es el primero y a este antecedieron otros más sin que hasta la fecha sus dirigentes hayan sido capaces de cerrar las heridas, cicatrizarlas y comenzar de nuevo. No sé si el problema es de protagonismos, pero lo que está claro es que el daño que se le está haciendo a la familia socialista es grande y los malos augurios de cara a los resultados del 28 de mayo, ciertos.
En las últimas elecciones municipales de 2019 también hubo problemas a la hora de elegir la persona que encabezara la lista y las primarias que se celebraron no contribuyeron a poner el punto y final a tantas desavenencias. Tampoco el relevo en la secretaría provincial.
La voluntaria salida de José Luis Sánchez Teruel para dejar el liderazgo del partido a Juan Antonio Lorenzo parecía que contribuiría a llevar la paz a la sede de Pablo Iglesias, pero no fue así. El distanciamiento entre los dirigentes de la agrupación local del PSOE de la capital y la ejecutiva provincial parece agrandarse y, lo peor, es que no se ve a nadie capaz de remansar las aguas que bajan muy revueltas desde hace años.
Son muchos los episodios de enfrentamientos en el seno del partido que no han hecho sino preocupar a las bases y contribuir a un hartazgo de los afiliados y simpatizantes que están empezando a dejar de creer en un partido carcomido desde lo más interno. La afiliación de personas de dentro y ajenas al partido para vincularse a una determinada candidatura ganadora no fue sino un esperpento que a la larga tiene que pasar factura lo quieras o no.
La elaboración de la lista para las elecciones locales obligó al partido a realizar unas primarias internas que, se quiera o no, siempre supone un alto coste. Finalmente ganó la actual portavoz en el Ayuntamiento de Almería, Adriana Valverde, frente a la otra aspirante la también concejala, Carmen Aguilar. Parecía que con la celebración de esas primarias los problemas se solucionaban y lo que quedaba hasta llegar a mayo iba a ser un paseo más o menos tranquilo. Pero no, la confección de la lista que concurriría a las elecciones tras Valverde supuso otro nuevo problema que no hacía sino agravar el difícil equilibrio de fuerzas del partido.
El secretario de la agrupación local de la capital, Indalecio Gutiérrez, enfrentado a la dirección provincial, confeccionó una candidatura en la que no se recogían los intereses de la provincial. Esa lista fue rechazada por la ejecutiva federal del PSOE que instó a las partes a volver a negociar la lista con el objetivo de recoger las diferentes sensibilidades y conseguir una mejor representación de todos. Y así se hizo y a la postre salió una candidatura que contentó, sobre todo, a la dirección provincial mientras que a la agrupación local no le quedó otra que asumirla. De esta lista se caían actuales concejales que en un principio iban a repetir para dar entrada a otros más afines al aparato. En definitiva que la candidatura que lidera Adriana Valverde a las elecciones municipales del 28 de mayo difícilmente contentará a todos. Y eso supone un grave problema.
Por un lado porque el PSOE demuestra que no tiene un verdadero proyecto de ciudad que llevar al Ayuntamiento de Almería para mejorar y gobernar la ciudad; y si lo tiene no supone una continuidad con el trabajo desarrollado hasta ahora. Y por otro, que poco importa el trabajo de los concejales que han estado cuatro años en la Plaza Vieja como tampoco importa las capacidades, si las tienen, de los que ahora entran en la lista. Es decir, que lo importante es lo que se lleva haciendo años y años: colocar a los afines y alejar a los que no lo son.
Con estas mimbres llega el PSOE a una elecciones donde parece que el PP no tendrá mayores problemas para revalidar sus apoyos, mientras que militantes y simpatizantes socialistas ven con estupor que año tras año, año tras año los problemas se repiten y el partido no es capaz de conseguir un consenso y una estabilidad que lo lleve a lo más alto, al lugar que ocupó hace ya muchos, muchos años.
Así pues, los augurios para las próximas elecciones son los peores para la parte socialista al tiempo que el partido, con sus luchas cainitas, se aleja cada vez más de su masa electoral. Malos augurios, los peores.
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