Sin patrimonio
«Me gustaría saber los argumentos de Ismael Torres, alcalde de Huércal de Almería, para autorizar el derribo y no haber hecho nada para su conservación, para mantenerla en pie»
Ángel Iturbide Elizondo
Periodista
Sábado, 12 de abril 2025, 22:31
Sigo sin entender el interés que tenía el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) para demoler la Casa del Guarda, anexa a la estación de Huércal ... de Almería. Pero aún entiendo menos los intereses, o la ausencia de ellos, del Ayuntamiento de Huércal de Almería para conceder el permiso de demolición. La Casa del Guarda no es que fuera un valor patrimonial de gran valor, pero entre sus paredes y desde ellas miraban la historia ferroviaria de la localidad desde hace casi cien años. A nadie molestaba y era parte de nuestro patrimonio, de nuestra historia, de nuestra cultura en general y de la ferroviaria en particular, esa que tan denostada está hoy en día. Porque en esta provincia somos tan cortos de miras que no sabemos conservar nada. Somos destructivos y todo ello dice muy poco en nuestro favor. Me gustaría saber los argumentos de Ismael Torres, alcalde de Huércal de Almería, para autorizar el derribo y no haber hecho nada para su conservación, para mantenerla en pie. Porque se le podía haber dado múltiples usos. Podía haber sido una buena oficina de turismo, o sede de alguna asociación, o dotación al servicio de los ciudadanos de Huércal de Almería, o como simple almacén municipal, pero lo fácil, lo que parece ser parte del ADN de los almerienses, es meter la pala y destrozar el poco patrimonio que tenemos.
Según recogía una información de este periódico del pasado martes, la Casa del Guarda era el lugar donde el vigía del paso a nivel dormía. Se encontraba «a escasos metros de donde las barreras y tablones permitían el paso de los vehículos entre lado y lado de los raíles», se podía leer en la información. Hubo un tiempo que estuvo en alquiler y durante años alojó a la Asociación de Amigos del Ferrocarril de Almería (Asafal), pero ahora ya no le interesaba a Adif y tampoco al regidor huercalense, por lo que lo más sencillo fue meter una pala excavadora y tirar una construcción de unos cincuenta metros en planta y dos alturas.
Hemos llegado a un punto que somos tan provincianos que lo único que nos interesa es la cervecita, el tapeo y el clima benigno de Almería. Punto. Nada más. Y pensamos que al resto de mortales solo les interesa eso y que vienen a vernos por la cervecita, el tapeo y el clima benigno del que disfrutamos. En parte será así, pero no es la generalidad porque la gente viaja con afán de descansar, disfrutar y conocer nuevas cosas, por ejemplo la vida y las costumbres de quienes allí viven. Y por supuesto que valoran el tapeo y la gastronomía y el buen clima, pero no nos engañemos, si no somos capaces de ofrecer otro tipo de atractivos con una buena oferta cultural y patrimonial nos comeremos los mocos. Eso como idea general porque hay muchos que todavía piensan que cuanta menos gente venga a la joya de la corona como es el Parque Natural Cabo de Gata-Níjar mejor que mejor porque lo queremos solo para nosotros. Y eso ha sido así desde la noche de los tiempos. Porque suerte tenemos de mantener en pie la Alcazaba, que seguro que la tiran y nos da igual. Y junto al primer monumento de la ciudad algún otro ejemplo digno de visitar. Pero poco más y eso que la oferta de la capital ha mejorado mucho con el museo del realismo, el Cable Inglés, los refugios de la Guerra Civil, el Cerro de San Cristóbal…, pero no mucho más.
Y así nos va. Por supuesto, mal. Porque el ninguneo a esta provincia es clamoroso. Y será casualidad, pero la Casa del Guarda era parte de nuestro patrimonio ferroviario y, como todo lo que rodea al ferrocarril, la demolición se generaliza. Cierto que en unos meses nos podremos subir al AVE, pero no nos vendría nada mal mirar un poco más a futuro. El Bajo Andarax, antes o después, tendrá un cercanías porque al fin y al cabo las vías ya están. Pero ¿qué pasa con el Poniente? ¿Dónde están los alcaldes? Miles son las personas que todos los días se trasladan en autobús o coche particular de la comarca a la capital y de la capital a la comarca del Poniente. Miles de personas. Y miles de toneladas de productos hortofrutícolas que tienen que salir de la comarca en camión. Y nadie mueve un dedo por cambiar la situación, por mirar un poquito a futuro y contemplar que la conexión ferroviaria de la comarca con la capital es una necesidad ineludible. Que en nada Almería se conecta con el resto de Europa a través del Corredor Mediterráneo por el que nuestros productos se pondrían en Europa en menos tiempo y con un transporte limpio y sostenible. Y que el Corredor Central lo tenemos a tiro con la conexión férrea con Granada. Ni qué decir de la llegada del tren al puerto de la capital para convertirlo en una plataforma logística de interés en el Mediterráneo. Que cuesta dinero, por supuesto. Que requiere de mucho tiempo, también. Pero dejemos que pasen las oportunidades que tenemos a nuestro alcance y no hagamos nada. Total para qué, si ya tenemos cervecita, tapeo y un clima estupendo. Sigamos distrayéndonos tirando poco a poco lo que quede de nuestro patrimonio y renegando de nuestra historia.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión