Manipulación y algo más

Trato de entender por qué los titulares de determinados medios y las mentiras repetidas son creídas de forma acrítica y entiendo, sobre todo, que el capitalismo nos construye, que la ideología dominante es siempre la ideología de la clase dominante, pero también pienso que, si hay personas que, en las mismas circunstancias, hacen el esfuerzo de analizar y comprender lo que está pasando, alguna responsabilidad tienen quienes no hacen nada y se inhiben de todo en nombre de su libertad. Lejos de mí cualquier intención moral, pero vivimos en comunidad, las decisiones que tomamos nos afectan para bien o para mal y, por lo tanto, es coherente que las palabras y los hechos estén fundamentados en razones que no tienen que ser compartidas, pero sí al menos explicadas desde la convivencia democrática. Esto es aplicable a la campaña electoral de las Elecciones Locales, al día de las Elecciones, a la convocatoria de Elecciones Generales, a los pactos para los Ayuntamientos y las Comunidades Autónomas y a la precampaña y campaña de las elecciones del veintitrés de julio.

Es difícil entender que la derecha y la ultraderecha presenten como sus grandes propuestas la derogación de las leyes progresistas que han mejorado la vida de la gente; que critiquen, incluso, el adelanto de las elecciones que pedían un día sí y otro también, porque en Andalucía hace mucho calor en julio -algo tendrá que ver el cambio climático que niegan, digo yo-; eso ya lo sufrimos quienes vivimos aquí y, sobre todo, quienes trabajan en el campo, en la obra o en la hostelería, no solo un domingo de julio, sino cada uno de los días de verano. Yo creo que lo que no aceptan de ninguna manera es que haya hombres y mujeres de la izquierda trasformadora, algunos del PCE, en el Consejo de ministros, que defiendan sus propuestas en el Congreso y que consigan la mayoría parlamentaria para convertirlas en leyes; de ahí tanta virulencia en estos últimos años: VOX ha hecho intervenciones que harían sonrojar a cualquier demócrata, aunque no sea de izquierdas, como decir que éste es el peor gobierno de España desde hace ochenta años o negar el Estado de las Autonomías, al tiempo que se proponen para gobiernos de coalición. Todo esto lo sabe Núñez Feijóo y la ultraderecha saca pecho y exige cada vez más, pero deberían encontrarse con un pueblo consciente que valore los programas, las propuestas, el trabajo realizado y el que está en condiciones de realizar cada grupo político y actúe en consecuencia. Ya sé que no es fácil, porque el pensamiento líquido es un pensamiento débil y trata de convertirnos en marionetas de un guiñol, siempre con la cortina echada para que no veamos quién mueve los hilos. La forma de descorrer la cortina es hacer el esfuerzo de informarnos y de votar por la sociedad que queremos construir y no por destruir los avances conseguidos; unamos para sumar, desde el compromiso y la coherencia, y cambiaremos de color el mapa el veintitrés de julio. Está en nuestras manos.