Trevélez. Tres de la tarde. Sensación térmica oficial: 25 grados. Sensación térmica real: «¡Foh, qué calor».
Si quien tiene un amigo tiene un tesoro, a ... quien tiene la suerte de conocer a José Miguel Magín y Ana María Gutiérrez es como si le tocara el Gordo de la Primitiva cada vez que se junta con ellos. Ayer, por ejemplo, que por fin hicimos el viaje gastronómico a La Alpujarra que teníamos pendiente y del que daremos buena cuenta en un par de semanas en nuestro suplemento Gourmet de los viernes.
De comida, por tanto, no les voy a hablar. Aunque no puedo dejar de reseñar las pasiones que levanta Ana María, cuyo blog 'Cocinando entre olivos' es conocido, seguido y respetado en toda la comarca. ¿Y qué les digo de Magín, embajador plenipotenciario de La Alpujarra, al que todo el mundo adora por estos pagos? No hay nada más bonito ni mejor recompensa que cosechar el cariño de tus vecinos.
Se me hizo raro estar un martes en La Alpujarra. Los colores del otoño empiezan a estar en su plenitud y lozanía, pero está todo muy seco. Es el comentario más escuchado: el calor, el tiempo y la sequedad.
Fuimos por Torvizcón y paramos en el mirador de Juanjo Artero, con una vistosa colección de reproducciones a escala de casas alpujarreñas. Estuvimos en Cádiar, en Ruta de la Alpujarra, para conocer su gastronomía y recetas tradicionales. Visitamos Jamones de Juviles, con la cuarta generación ya involucrada en el día a día del negocio, e hicimos parada en La Fragua, en Trevélez, antes de llegarnos a El Asador de Capileira y los Chocolates de Pitres.
Siempre que vengo a La Alpujarra me pregunto por qué he tardado tanto en volver. De todos los lugares del mundo donde he estado, este es el más magnético, auténtico y evocador. No sé qué tiene. Ni quiero saberlo. Me basta constatar que aquí, aunque sea en una escapada de ida y vuelta, soy feliz. ¡Vengan!
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