Alianza de qué
En menos de dos años, en cuanto la pandemia dio tregua, el mundo se ha visto sacudido por dos graves crisis bélicas.
No descubro nada si digo que las democracias occidentales están en crisis y, además, en este trance cuentan con los peores dirigentes en décadas. Sí, ... las actuales democracias están en quiebra y el ataque terrorista a Israel es un claro síntoma. Se vuelve a poner sobre la mesa una realidad patente por más que Zapatero tire de su chistera de ocurrencias: la 'alianza de civilizaciones' y otras del mismo calibre. Tremendo estadista el citado, todo un visionario a quien debería caérsele la ceja de vergüenza y, de paso, la máscara ante el abrupto acantilado de la geopolítica, la de ahora y la de antes.
Nada nuevo bajo el sol desde Roma y Cartago; todo va como siempre. Cuesta reconocerlo, pero este bello planeta lo recorre la danza macabra de los antagónicos, el baile de opuestos que desde su génesis hace del mundo un lugar compungido por conflictos que son como el Guadiana; algunos de grueso alcance y otros menores igual de calamitosos si se toma la lupa.
En menos de dos años, en cuanto la pandemia dio tregua, el mundo se ha visto sacudido por dos graves crisis bélicas, primero Ucrania, Israel ahora. Y por más maquillaje que 'Bambi' y sus acólitos unten al escenario, estamos ante un teatro de operaciones que muestra la sempiterna pugna entre bloques. Sobre la palestra tenemos – renovado - el desafío frontal al orden global vigente (que no digo que sea el mejor, sino el menos malo). Y desde mi óptica ambos conflictos son vasos comunicantes. Son reacciones específicas, aunque vinculadas y con dinámicas idénticas, por más que aquel lumbreras hable de 'brotes verdes' en cuanto trinca micrófono.
Considero que en clave geopolítica ambos combates están guiados por el mismo objetivo: la voladura del canon occidental, y por eso atacan sus líneas de flotación. Y, luego, como aderezo surgen los condimentos que singularizan cada uno de estos dos conflictos, que a la postre – insisto - son el mismo: el de un mundo – por desgracia - siempre polarizado. (Lean a Harari y al coronel Baños).
Estos días todos tenemos en mente un episodio más de la abierta hostilidad contra lo que representa Occidente, concretada esta vez en el ataque terrorista de Hamás cometido con sadismo inusitado, indiscriminadamente, con matanzas de mujeres, ancianos y niños.
Curioso que hayan tenido que pasar días para que los traficantes de infantilismo aparquen un poco su manual de 'buen rollito' y digan algo al respecto. Eso sí, todo enmarcado en ese 'blandiblú' vomitivo sobre el que pivotan todos los flirteos dialécticos de raíz antisemita, tan colindantes al nazismo.
En fin, de puertas adentro, esta dinámica violenta y pertinaz marcará ahora la agenda política y mediática. La pirotecnia bobalicona a la que nos han acostumbrado, la que fabrica sumisos, se verá alterada y hasta es posible que la deriva populista a la que asistimos en España, frene algo a quienes pretenden reescribir nuestra propia Constitución a golpe de enfrentamiento.
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