Del 'Alguacil alguacilado' al masaje exfoliante
Me gustaría saborear la crítica política de un Quevedo del siglo XXI en España, como lo hubo en el Siglo de Oro con los 'felipes' y sus validos, pues la realidad política actual no dista mucho de esa realidad histórica
La semana me ha deparado un recuerdo y una realidad. El recuerdo a nuestro ilustre literato D. Francisco de Quevedo en su obra el 'Alguacil ... alguacilado' y su expresión actual en el ministro Marlaska. La realidad, en la vicepresidenta de ¿Podemos? Yolanda Díaz pues asegura «que se deja la piel» por España.
Corría el año de 1606 cuando el genial Quevedo daba a luz su 'Segundo Sueño' titulado 'El alguacil endemoniado', pero que una vez 'corregido' se publicaba 25 años más tarde con el nombre definitivo 'El alguacil alguacilado', una sátira mordaz contra las instituciones y fundamentalmente, a tenor de los críticos literarios, sobre aquellas personas que callan la verdad por miedo o por sus intereses personales. Y es que nuestro ínclito ministro, a raíz de los sucesos ocurridos en el asalto de la valla de Melilla, miente con descaro, calla la verdad para que la realidad no afecte a sus propios intereses como es la permanencia en el cargo. La causa para Quevedo es que el demonio posee al alguacil y para nuestro ministro sería una situación similar, pues parece poseído a tenor de los virajes de su conducta y su colaboración con el mal, pues así contemplo a los etarras, como una forma de encarnaciones del mal.
La vicepresidenta, desde que está en el poder y a la luz de sus imágenes retrospectivas, se nos presenta como una chica de cuidado y variado estilo en el vestir y con un tratamiento corporal que manifiesta un uso frecuente del salón de belleza, evidenciando con ello determinados cuidados del cabello y de la piel. Es por ello que pueda afirmar, sin ningún tipo de contradicción, que se está dejando la piel por España, aunque ciertamente no aclara si es en razón de masajes y tratamientos exfoliantes en distinguidos salones de estética, con acceso exclusivo a grupos socialmente privilegiados, o por el uso continuado en sus viajes de tratamientos para este menester, pero da la sensación que cuanto menos gusta del trabajo de una esteticista a tiempo completo.
Conviene recordar que el aquelarre político de Podemos, viene siempre predicando con la introducción en su discurso de la misma muletilla: «Dejarse la piel». Pero a la vista de los resultados en distintos personajes puede tener diferentes significados. Está claro que Pablo Iglesias se deja la piel como las serpientes, no por estética o higiene personal como puede ser el caso de su ex señora, sino por estrategia. Lo que está claro que el cambio de piel sí parece que responde a un cambio de vida, es como pasar de proletario pringado a señorito burgués, pero así es la vida para los comunistas.
Lo cierto y verdad es que me gustaría saborear la crítica política de un Quevedo del siglo XXI en España, como lo hubo en el Siglo de Oro con los 'Felipes' y sus validos, pues la realidad política actual no dista mucho de esa realidad histórica, en la que la grandeza de una España universal se veía roída por la miseria de una sociedad dirigente torpe y corrupta. Bien es verdad que con aquella época nos diferencia un pueblo, el cual proporcionaba fieles servidores públicos, motivados por el espíritu, guiados por la inteligencia y apoyados en el esfuerzo, que dieron a España una proyección mundial. Hoy la sociedad actual, alienada y adormecida por falsa facilidades de vida, no se muestra decidida a vivir por un ideal de libertad real y profunda que ponga en crisis el modelo que se le impone desde otras realidades ajenas.
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