Siempre todavía

Y es que miro el horizonte y todavía está ahí, miro el río y todavía sigue buscando el océano, y el camino entre los breñales todavía se pierde monte arriba en busca de la geometría de las atalayas y de sus alambicadas campanas. El sol del invierno lleva en las manos un tibio sueño y la promesa de que la primavera siempre vuelve para deshacer el silencio con su caudal de alegría clara. El naufragio aún no se ha consumado. Todavía estamos a tiempo, todavía podemos hundir las manos en los surcos de la tierra; todavía somos dueños de nuestro tiempo. Y aún somos capaces de sentir el asombro de estar vivos. En 'Existir todavía', Benedetti explora el goce de vivir, para nombrar desde esa sorpresa los recuerdos de su experiencia, el ahora y la apuesta al futuro. La voz del poeta le rinde homenaje a la existencia, y la mirada se extiende hasta capturar el alma de las cosas más queridas. Nos lo dijo José Ángel Valente «Que no se quiebre todavía el hilo/sin fin de la esperanza y la memoria dure/bajo la luz tendida de la tarde».

A todo esto, tengo sobre la mesa una taza que mi hija me regaló sabiendo de mi veneración por Antonio Machado, y que su verso 'Hoy es siempre todavía' (Nuevas Canciones, 1924) es un mantra para mí. Encargó la taza pidiendo que se estampara la frase de Machado junto a un dibujo a modo (malo) de paloma picassiana que yo dibujaba en ocasiones en mis cuadernos. Directamente me enviaron a casa la taza desde el taller al que se la encargó. Llegó con la v henchida hasta ser b, y así sigue como anécdota, con una ligera sobrecorrección artesana. Ese aforismo o verso suelto, proverbial, de Machado es toda una bitácora para afrontar el sentido de la vida en una catarsis temporal verdaderamente mágica. En otros versos posteriores, Machado escribe: 'del Hoy que será Mañana, / del Ayer que es Todavía'. Y en uno de los poemas amorosos a Guiomar escribe: «[ ... ] Todo a esta luz de abril se transparenta; / todo en el hoy de ayer, el todavía/ que en sus maduras horas/ el tiempo canta y cuenta, / se funde en una sola melodía, / que es un coro de tardes y de auroras [ ... ]» Bajo ese arco astral la vida es algo más que un simple momento, pero también es verdad que es la suma de todos los momentos posibles, de todos los todavía. El ahora se convierte en un eterno instante donde el aún es un cernido fluir hacia el misterio. Y como canta Soleá Morente, todavía tengo tiempo, todavía estoy aquí. Todavía es posible que el mundo gire fundido en una sola melodía y agite la cordura inmarcesible de la sagrada razón. Aún es posible intuir la incertidumbre y sobre ella atravesar el milagro de la vida. Ojalá 'todavía' sea una comunión entre uno mismo y el nosotros, la celebración de un sentimiento colectivo, un canto a la esperanza. Si, hoy es siempre todavía.