Los mitos ensanchan el verano
La historia cultural de Occidente, sobre todo literariamente, no es más que la incesante metamorfosis de sus mitos fundacionales.
Alfredo Ybarra
Jaén
Martes, 29 de julio 2025, 22:27
Aturdido voy espabilando de la siesta que, me guste o no, fácilmente me atrapa en esas espesas arenas movedizas en las que se convierte la ... canícula de esta orográfica olla en la que habito. Y en esa turbación hoy han pululado por mi mente imágenes quiméricas. Y es que los mitos, especialmente, emergen en verano, tiempo propenso para el relato fantástico. De Chejov a Katheri Mansfield, de Pavese a García Márquez, de Leonardo Padura a Miguel Delibes; de Fernando Fernán Gómez a Rosa Regás, de Antonio Machado a Alberti y Francisco Brines, y tantos más, los cuentos, las leyendas, los versos, que tienen al verano (tiempo efusivo) como telón de fondo son los que mejor empapan el ideario colectivo.
En el hálito de la tarde el mito se revela en la imagen del cuadro La fragua de Vulcano, de Velázquez. La obra refleja el momento en que Apolo, el dios Sol que todo lo ve, revela a Vulcano el adulterio de Venus con Marte, del que él se ha enterado el primero. El herrero Vulcano, esposo ofendido, al recibir la noticia, se sobresalta. Como todos los mitos, este tiene diferentes interpretaciones, que simbolizan aspectos universales de la condición humana. Y es que el verano es propicio para romper nuestras ordinarias subordinaciones y reavivar aquello que nos hace creadores de fabulaciones, ficciones, leyendas y mitos, posibilitándonos trascender e intentar alcanzar esa plenitud única de la condición humana.
Acercarnos a los mitos es envolver la vida y el misterio, los sueños y las certezas, en un más allá que nos interroga y nos explica los cantiles del mundo. Según Georges Dumézil: «Un país sin leyendas se moriría de frío. Un pueblo sin mitos está muerto». Desde siempre, los mitos viven en las estancias de la memoria colectiva y, como señaló el antropólogo Malinowski, ofrecen a la sociedad que los alberga una carta fundacional utilitaria. Son, en sus orígenes, las esenciales 'historias de la tribu'; ofrecen al hombre una simbólica interpretación del sentido del mundo. Ahí están esas personificaciones del sol: Apolo, Febo Helios o Hiperión, con su carro llameante y caballos que respiran fuego circundando el firmamento. Y Sirio, la estrella más ardiente del cielo con el Can Mayor, que rige la canícula. Y en los dominios telúricos, debajo del Etna, está la fragua de Hefesto, dios griego del fuego y la metalurgia. Y Vesta, la diosa romana, aparece como guardiana del fuego sagrado.
La historia cultural de Occidente, sobre todo literariamente, no es más que la incesante metamorfosis de sus mitos fundacionales. Homero y Hesíodo son los primeros poetas de la mitología,…, Shakespeare, Cervantes, Goethe y sus mitos nos interpelan y nos hablan de nosotros mismos. Nunca sabremos porqué Orfeo volvió su rostro hacia atrás (era la prohibitiva condición) tras conmover al inframundo con su música para rescatar a Eurídice de la muerte. Pero Orfeo de regreso al reino de los vivos vuelve a ser humano, vuelve a dudar,. Y mira si le acompaña Eurídice, que se disipa en las tinieblas.
La fascinación de lo incomprensible reside en su capacidad para seducirnos y escudriñar en nuestra razón. Los hombres necesitamos de misterios, en ellos como si fuera un espejo nuestra alma se reconoce.
La búsqueda del Santo Grial no sólo inspiró a Cervantes, sino también, más tarde, a Wagner. El mito del amor eterno, con Romeo y Julieta como su más alta expresión occidental conserva hoy plena vigencia. Fausto, mito del sabio que pacta con el diablo: su alma a cambio de la revelación máxima es una reflexión sobre la condición humana y sus deseos insaciables. Don Juan, conquistador y rebelde, nos pone delante de las relaciones hombre-mujer, de la moral,…Y el mito de Sherezade, personaje central de 'Las mil y una noches', simboliza, el valor del enigma y la emoción en la vida; la fuerza de la inteligencia femenina para desafiar la opresión.
Prometeo, Odiseo, Edipo, Medea, Casandra, Frankenstein, Carmen, Robinsón Crusoe… Los mitos desentrañan los misterios de la existencia y nos conectan con algo más profundo que nosotros mismos. Nos incitan a la comprensión y al conocimiento y a reescribir las narrativas estereotipadas.
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