Una aleccionadora ola de calor
Domingo, 19 de junio 2022, 01:17
El calor inclemente desatado hace una semana, sin apenas excepciones en el conjunto del país, ha sacudido los hábitos ciudadanos, ha provocado problemas sanitarios y ... ha desembocado en una oleada de incendios que se ha cebado con provincias como Málaga o Zamora y que solo ayer obligó a desalojar a 2.500 personas en Navarra. La fiebre en los termómetros más alta registrada un mes de junio en dos décadas deja tras de sí un reguero de severas incidencias –las previsiones apuntan a que una DANA o gota fría, otro fenómeno meteorológico extemporáneo, enfriará a partir de hoy el ambiente infernal–; pero también la constatación por los expertos de que lo ocasional se convertirá en habitual a lo largo de este siglo como no se activen las medidas perentorias para refrenar la crisis climática. La vivencia de un brote de calor como el que venimos soportando estos días, que anticipa y alarga el verano y con él la sequía, resta argumentos a pie de calle a los negacionistas de los riesgos que comporta el deterioro medioambiental. Este no solo aflora desde hace tiempo en los análisis especializados. Se hace visible –y temible– en nuestra vida cotidiana interpelando a una reacción colectiva más comprometida.
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