La aldea global es una idealización moderna del paraíso terrenal. De ambos solo sabemos que no se ha demostrado su existencia y que la citada ... aldea está dividida en trozos bastante ceporros, cada uno con su bandera e idioma. El ser humano es territorial por naturaleza, únicamente le falta ir marcando. Si no me cree, vaya usted a decirle a uno de Sevilla que la lluvia de allí no es como la pintan en 'My fair lady' y que la única maravilla era Audrey Hepburn.
Hay majaderos que nos pintan el mundo como un lugar donde podemos viajar al azar como Kipling sin ser mordidos por nadie. No, el mundo es una selva con fieras corrupias de dos patas y un sinfín de costumbres que chocan frontalmente con las tuyas. Heidegger decía que no venimos a este mundo, sino que somos arrojados a él. En definitiva y en román paladino, que somos un accidente geográfico-sexual que tiende a marcar el terreno como Paco Martínez Soria con la garrota.
Es muy fácil integrarse y poner un huevo en cualquier canasto del planeta cuando el bolsillo te permite una integración modélica y sin fisuras en un barrio rico de Nueva York o París. La cosa baja quilates cuando tienes que hacer el petate porque en tu propio país (no digamos ya en Granada) no puedes integrarte laboralmente. Pongo el caso de los miles de jóvenes granadinos que han pasado de la facultad de lo que sea a camarero en Londres.
A pesar de todo, en Granada recibimos más cálidamente a los de fuera que en muchas partes del mundo –civilizado y no tanto–, tal vez porque en nuestra sangre aún viaja lenta como un flojo coñac la sabiduría de lo que fuimos culturalmente. No olvidamos que nadie es extranjero en ningún sitio. En otros lugares no he visto tanta comprensión y humanidad por el que va buscando una vida mejor, como es el caso de las pateras, y puede que se deba a que en nuestras ancestrales tres culturas flota la obligación moral de ayudar al que lo necesita.
Lo de Ceuta, un drama para los que llegan engañados y también para los moradores de esa ciudad. El mundo es solo uno y de todos, de acuerdo, pero aún queda mucho para la aldea moral. En el 2050, seguro que tampoco.
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