Ya tenemos alcalde

No obstante, hay en esta elección una serie de interrogantes que quiero explicitar. En primer lugar, Salvador es un político de amplia experiencia, sorprendiendo la enorme habilidad que denota para acceder a puestos donde se ejerce el poder público. Fue jefe de gabinete de la Diputación de Granada, coordinador provincial de la Junta de Andalucía, y Senador, durante ocho años, representando al socialismo; y, después, fue concejal del Ayuntamiento, diputado por Granada en el Congreso y alcalde de esta ciudad, representando a un partido neoliberal de derechas.

En segundo lugar, me extraña que a lo largo de la negociación, los cabezas de lista no han tenido contacto entre ellos para designar al alcalde. El PSOE había incorporado a su comisión negociadora a Jesús Quero, por la buena relación personal con Salvador, y no ha podido estrenar el puesto. Todo se ha cocido en Madrid. Esto es un mal augurio para prefijar la capacidad de decisión que en el futuro inmediato tendrá nuestra máxima autoridad local y su equipo de gobierno.

En tercer lugar, sorprende que los que mandan, los de arriba, hayan adjudicado la alcaldía de Granada al que encabezaba una lista con cuatro concejales, de 27 que tiene la corporación –el 15% de los votos–, lo cual solo puede ser interpretado como un regalo de Casado a Rivera, por lo generoso que éste ha sido con él en Madrid y en tantos otros territorios. Esta decisión, aunque altera la opinión de los votantes granadinos, es legal y legítima, pues así lo dicen las leyes electorales. ¡A ver si la cambian nuestros próceres algún día! Pero, mientras tanto, nuestros políticos deberían ser coherentes. A la vista del reparto caprichoso de alcaldías y Comunidades, sería conveniente que los líderes conservadores dejaran, en adelante, de hablar de 'ocupa', 'presidente ilegítimo', 'asalto al poder', 'reparto de cromos', 'falta de escrúpulos', 'pactos de perdedores' y otros términos similares.

En cuarto lugar, me sorprende la utilización manipulada del lenguaje que Ciudadanos utiliza al hablar de Vox. Mientras que el PP negocia y acuerda públicamente con ellos, Ciudadanos –haciendo de derecha vergonzante– ocupa puestos y recibe cargos, negociando también –la prueba más evidente la tenemos en Andalucía, donde los tres partidos han acordado una enmienda a los Presupuestos–, pero aparenta no tener trato, para salvaguardar, así, su prestigio en Europa. En el caso del alcalde de Granada, ha sido apoyado por Vox, e, incluso, lo ha preferido al líder del PP.

Por último, y con máximo respeto y consideración, quisiera trasladarle, a nuestro flamante alcalde, algunos de los consejos políticos que Don Quijote le dio a Sancho para gobernar la ínsula: «Antes de entrar en ese mar proceloso donde vas a engolfarte: pon ojo en quien eres… (pues) del conocerte (tú y tus votos) saldrá el no hincharte como la rana que quiso igualarse con el buey… Si tomas por medio a la virtud y te precias de hacer actos virtuosos, no hay que tener envidia a príncipes y señores… Si acaso doblares la vara de la justicia no sea con el peso de la dádiva sino con el de la misericordia… (Pues) aunque los tributos de Dios todos son iguales, más resplandece y campea, a nuestro ver, el de la misericordia que el de la justicia».