La creación de la Agencia Estatal de Salud Pública es, en lo fundamental, una buena noticia. Lo es porque sus fines están dirigidos a la ... prevención y el control de enfermedades, a reforzar el sistema sanitario ante riesgos para la salud pública; a la vigilancia, el análisis, estudio y evaluación de políticas e intervenciones públicas, a la evaluación de peligros y situaciones en salud de la población española –principalmente de carácter epidemiológico– y al asesoramiento técnico y la elaboración de propuestas de medidas a las autoridades sanitarias competentes.
Lo es porque todos estos objetivos son centro de la diana de las estructuras e instituciones de un país con un sistema sólido de prestaciones y atención sanitaria. Y lo es porque esta agencia desempeñará funciones tan necesarias para el cuidado de la salud como la seguridad alimentaria, la resistencia a los antibióticos y los problemas derivados de la zoonosis (entre otras amenazas para la salud de la comunidad) y funciones de coordinación de todos los niveles administrativos con competencias en este ámbito.
Es vital dotar de este espacio científico-profesional a los servicios de salud pública, que son el paso previo a la asistencia sanitaria porque sus estudios y registros permiten adelantarse a la enfermedad y prepararnos ante epidemias y emergencias sanitarias. La pandemia de la covid-19 ha dejado claro que España necesita constituir un ente de esta naturaleza.
Y también es importante que la normativa que impulsa la puesta en marcha de este organismo reciba el asesoramiento directo de la profesión médica, por lo que desde el Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (CGCOM) hemos elaborado una serie de aportaciones al anteproyecto de ley por la que se crea la agencia. Insistimos en el valioso papel que puede desempeñar el CGCOM como asesor gratuito de las administraciones en la elaboración de leyes que afectan a los asuntos profesionales y, por tanto, a los pacientes a los que nos debemos.
La primera observación que hemos trasladado es la necesidad de aplicar a cualquier estrategia el enfoque One Health en toda su amplitud de interrelación entre la salud humana, animal y ambiental. Las amenazas que plantea el futuro y que impactarán directa o indirectamente en la salud comunitaria son muchas y muy relacionadas entre sí. Por un lado, encontramos el cambio climático, la degradación de los medios marinos, los residuos plásticos, la pérdida de biodiversidad de las especies acuáticas y las alteraciones de las cadenas alimenticias. Por otro lado, aumentan las desigualdades mundiales en el acceso a la salud (cuestión que afecta a la humanidad en su conjunto) y crecen la población humana y su expansión a nuevas áreas geográficas, la deforestación y la globalización, la esperanza de vida y la prevalencia de las enfermedades crónicas –sobre todo en los países más desarrollados–, etc.
Trabajar en el abordaje de todos estos peligros es una complicada tarea que exige la implicación en bloque de profesionales de distintas disciplinas sanitarias y no sanitarias bajo el paraguas de esta línea One Health.
Para ello, es esencial despertar en las nuevas generaciones la inquietud de desarrollar su actividad profesional en el ámbito de la salud, con planes de estudio en los que se dé a conocer este enfoque holístico de la salud como ya se ha hecho con los objetivos de desarrollo sostenible, fomentar la creación de estudios de máster One Health y promover la siempre reivindicada investigación.
Desde la profesión médica también consideramos que la agencia puede jugar un significativo papel en el impulso de los temas de calidad y seguridad del paciente en el Sistema Nacional de Salud. La justificación es simple: la evaluación y garantía de la calidad asistencial, así como el fomento de la seguridad del paciente son una forma de acción en la mejora de la salud colectiva que involucra a la gestión sanitaria y al mundo profesional sanitario.
Otra de nuestras propuestas es la de incentivar la atracción de personal a los Servicios de Salud Pública –tanto a los nacionales como a los autonómicos–, facilitando su movilidad, creando categorías profesionales acordes y equiparando las condiciones de trabajo de este personal a los otros profesionales de los servicios de salud. De este modo, se podrá garantizar una adecuada profesionalización de la salud pública, equiparar las condiciones laborales de personal con la misma formación y desarrollo profesional y equilibrar la heterogeneidad existente de los distintos entes con funciones en salud pública en las comunidades y ciudades autónomas.
Finalmente, con el fin de favorecer la coordinación de las actuaciones de salud pública, planteamos la creación de una red estatal que integre centros propios nacionales y nodos autonómicos.
Todas las propuestas deben estar siempre ejecutadas desde una imprescindible independencia de la agencia para que el razonamiento científico sea mucho mayor que el peso político a la hora de tomar las decisiones técnicas. La meta está en alcanzar que la actividad de este organismo redunde en la protección de la salud y el bienestar de la población. Cualquier acción encaminada a ello será siempre, en lo fundamental, una buena noticia y contará con la colaboración de la profesión médica.
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