Amnistía sí, pero ¿cuándo?
«Seguramente dentro de 20 ó 30 años se estudiará la amnistía de los condenados del procés como un hecho histórico de la democracia española»
África Mateo
Periodista
Lunes, 11 de diciembre 2023, 23:03
Chat GPT, Mbappé, Oppenheimer, Jenni Hermoso o Shakira encabezan la lista de las palabras más buscadas en Google este 2023, a falta de apenas 15 ... días para que acabe el año. Pero en esta medición de los términos por los que más nos hemos interesado este 2023 también se ha colado la amnistía. Lo que no nos detalla el potente buscador es en qué sentido han buscado los usuarios el recurrente vocablo en los últimos meses, ya que bien han podido recurrir a Google para saber su significado o para chequear la última actualidad sobre el asunto.
Quienes hayan querido conocer su significado y hayan acertado en dar con la RAE –Real Academia Española- habrán comprobado que la amnistía consiste en el «perdón de cierto tipo de delitos, que extingue la responsabilidad de sus autores». Y todos ellos habrán caído entonces en la cuenta de que amnistías, en España, ha habido unas cuantas, más allá de la de 1977, decretada para «todos los actos de intencionalidad política considerados delitos durante la dictadura». Sólo fiscales ha habido tres en democracia, la más generosa la de 2012 con Mariano Rajoy al frente del Gobierno de España.
Por eso, resulta chocante que quienes critican ahora la amnistía a los condenados del procés traten de equipararla con la del 77 y obvien todas las que ha habido en el proceso democrático, sobre todo porque las más importantes han tocado el bolsillo de todos los ciudadanos y les han privado de más recursos con los que alimentar los maltrechos servicios públicos.
Seguramente dentro de 20 ó 30 años se estudiará la amnistía de los condenados del procés como un hecho histórico de la democracia española, aunque algunos quieran ver en ella una ruptura total de aquella Constitución del 78, vigente hoy, que en el momento de ser concebida fue negada y denostada por la extrema derecha (los mismos que ahora se erigen como sus principales valedores y defensores). Y es que, hasta la fecha, el único camino que se ha planteado para resolver el conflicto de Cataluña es el dibujado por Pedro Sánchez, guste o no. Y hasta la fecha, ha dado sus frutos, porque la situación en Cataluña es mejor ahora que hace seis años y la convivencia de Cataluña con el Estado español también es más fluida en la actualidad. Esa oposición que no plantea alternativas y que sólo sabe criticar, debe construir un discurso en Cataluña, que se antoja imposible si quieren mantener a su lado a sus socios de Vox.
Ahora bien, entendiendo que la amnistía puede y debe ser positiva para avanzar en la resolución del problema político de Cataluña, al Gobierno de Pedro Sánchez le ha fallado el itinerario. Las decisiones no pueden ser fruto del chantaje, sino de la convicción política de que es el mejor camino, a pesar del coste político e institucional. Plantear la amnistía dentro de unos meses, de un año, hubiese sido aplaudido desde muchos sectores, pero sucumbir al chantaje de un cobarde, Puigdemont, que huyó en el maletero de un coche, para evitar la prisión, dejando atrás –y con grilletes- a muchos de sus soldados, nunca debió ser la solución. En la mano tiene ahora Pedro Sánchez, con su natural habilidad, dar la vuelta a esta sinrazón y volver a convencer de su capacidad política a muchos de los que lo apoyaron el 23-J y que ahora dudarían del ya presidente del Gobierno, por lo pronto, para los próximos cuatro años.
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