¡Abrid los parques!
Puerta Purchena ·
Si Pepito sale de Almería a las 20.00 con destino a Málaga, ¿qué recorrido deberá hacer para sortear Granada, que está confinada?Anoche estuve mirando el mapa de Andalucía con este nuevo estado de alarma, en qué situación se encuentra Almería (está en nivel 3, con El ... Ejido en nivel 2), también cuáles son los municipios, provincias y distritos sanitarios confinados perimetralmente. Seguro que lo han leído en prensa, por Internet, o les ha llegado al WhatsApp. El galimatías resultante podría dar para nuevos problemas de matemáticas:
–Si Pepito sale de Almería a las 20.00 con destino a Málaga, ¿qué recorrido deberá hacer para sortear Granada, que está confinada?. ¿A qué hora llegará Pepito a su destino? (Por cierto que me he copiado de Miguel Cárceles, periodista de esta casa, que planteaba en un tuit su duda de si se podía viajar de Almería a Málaga atravesando una provincia confinada).
Las posibles respuestas fijo que daban mucho juego: desde el que haría sus cálculos matemáticos y dibujaría el recorrido hasta el que se saliera por la tangente contestando algo así como «A ninguna, porque se le harán las 23.00, hora del toque de queda, le pillará la policía y terminará durmiendo en un cuartelillo de la Guardia Civil de algún punto del camino». O «Pepito no llegó a salir de Almería porque dio positivo en la PCR y ahora mismo está encerrado en casa».
Junto al mapa figuran las medidas preventivas anti-covid que hay que adoptar en cada fase. En mi opinión, ahondan en las incongruencias que venimos arrastrando desde que comenzó la crisis. Para empezar, las terrazas de bares y restaurantes podrán estar abiertas con el 100% del aforo, se entiende que porque son al aire libre; evidentemente en algún momento los comensales han de bajarse las mascarillas, porque están comiendo y bebiendo... Y eso a pesar de que el propio gráfico publicado por la Junta de Andalucía reconoce que el riesgo de contagio es alto. Pero bueno, aceptémoslo porque somos un país que vive del turismo y de la hostelería, y hay mucha gente que se gana el pan gracias a este sector.
Y aceptemos también que los centros educativos han de abrir con las mismas ratios de antes, como si no pasara nada, porque no ha habido recursos (ni ganas) para hacer otra cosa, y porque la educación presencial es fundamental para garantizar la equidad y la igualdad de oportunidades. Así que allá que van, con sus mascarillas bien caladas, 25 niños y niñas en un aula de Primaria.
Lo que me chirría es que en los parques y jardines, que son al aire libre (a menos que alguien los haya techado y yo no me haya dado cuenta), y de bajo riesgo, y en los que se mantiene el uso de la mascarilla, no se permitan actividades de más de 10 personas. Si las familias de clase de mi hijo quedamos en un enorme descampado con césped (ni siquiera un parque infantil) para que los niños celebren una fiesta de Halloween, en teoría podrían multarnos. Pero si nos negamos a que vayan a clase con el argumento de que están apelotonados, nos exponemos a un expediente por absentismo. Aunque si reservamos en una terraza, una mesa cada familia, y tomamos unas cervecitas mientras los niños corretean, juntos, por los alrededores, en ese caso no habría ningún problema. ¿De verdad?
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