El abrazo
Puerta Purchena ·
«Lo cierto es que toda la irresponsabilidad política que venimos aguantando nos ha llevado, dos meses después, a que las patatas estén aún más calientes»Elena Sevillano
Almería
Domingo, 17 de noviembre 2019, 02:49
A menos que se haya pasado los últimos cinco días debajo de una piedra, o de excursión por Marte, es imposible que no haya visto ... el abrazo del socialista Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, y del secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, tras sellar su acuerdo de gobierno. No solo el abrazo en sí sino todos los memes, chistes, bromas, parodias y demás cuchufletas que ha levantado semejante muestra de aprecio entre dos hombres que hace apenas una semana se estaban tirando los trastos (políticos, se entiende) a la cabeza.
El ingenio de los tuiteros ha comparado a Pedro y Pablo con los Picapiedra; puesto a Pablo en el papel de Jon Nieve, diciéndole a Pedro-Daenerys Targaryen aquello de «Tú eres mi Reina»; y a Pedro como Marlon Brando en 'Un tranvía llamado deseo', llamando a gritos a Stella-Pablo; los ha situado en una hipotética conversación de WhatsApp entre colegas; y como pareja de First Date en la tesitura de tener o no una segunda cita. Si desde el principio se querían, o más bien se necesitaban (siempre políticamente, claro está), ya podrían habernos ahorrado a los españoles las cuartas elecciones generales y la segunda repetición electoral en cuatro años; y, de propina, el ascenso a la medalla de bronce de Vox. La mayoría de este país votó por un Congreso sin grandes mayorías y sin bipartidismo, por un bloque progresista al que hicimos el encargo de negociar, pactar, entenderse. Nos fallaron estrepitosa, vergonzosa, rotundamente en primera ronda. Ahora nos podemos burlar del tira y afloja de Sánchez e Iglesias, y echarnos una risas de bar comparándolo con una pelea de enamorados que no quieren dar su brazo a torcer. Es una cosa muy española, reírnos hasta de nuestra sombra. Pero lo cierto es que toda la irresponsabilidad política que venimos aguantando nos ha llevado, dos meses después, a que las patatas estén aún más calientes. La situación de Cataluña se encuentra más deteriorada, enquistada y sin atisbos de que alguien esté dispuesto a sentarse a algo tan simple (o tan complicado, según se mire) como hablar sin chillarse y escuchar sin tratar de imponer la propia postura. ¿Diálogo? Ni está ni (por ahora) se le espera. Mientras tanto, los ultraderechistas, que han estado siempre ahí, sacan pecho de serlo, y suben azuzados por el miedo y la ignorancia; han salido del armario, por utilizar un símil que seguro que les encanta.
Solo queda esperar que el abrazo no se deshaga igual de rápido que se creó. Y que las 10 prioridades programáticas del acuerdo firmado se cumplan: creación de empleo; lucha contra la corrupción; lucha contra el cambio climático; fortalecimiento de pequeñas y medianas empresas y autónomos; reconocimiento de derechos como la muerte digna o la memoria; impulso a la cultura y el deporte; políticas feministas; reversión de la despoblación; justicia fiscal y equilibrio presupuestario.
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