Hoy sí que sí. Hoy sí se han acabado las Navidades. El 7 fue viernes y hemos vivido el fin de semana como una prolongación ... artificial de las fiestas, pero hoy vuelve a comenzar todo. Otra vez. Hoy arranca el año efectivo y esta mañana todo el mundo estará reunido, entre brífings, plánings y otras actividades terminadas en ing. Arranca un año al que le tengo mucha fe. ¿Quizá demasiada? Creo que 2022 va a ser un gran año, sobre todo, por las bases de futuro que dejará sentadas. No tengo razones de peso para sostener lo que es un volunto más que una teoría. Mi optimismo viene impulsado por el Principio del fin, algo en lo que empieza a haber consenso político, social y, el que a mí más me importa, científico. Aún nos quedan unas semanas malas, pero la primavera va a ser espectacular.
A 2022 le tengo querencia por lo que tendrá de trans. Conceptos como transformación y transversalidad están en boca de todos. Los fondos europeos deben servir para transformar nuestra economía. Como decía Miguel Ríos, el plan no puede ser poner tapas a mogollón el fin de semana.
También se hablará de transferencia, pero no en el sentido Bizum del término. Transferencia de conocimiento; el proceso por el que los resultados de investigaciones, los descubrimientos, los hallazgos científicos, la propiedad intelectual, la tecnología o los datos fluyen entre las diferentes partes interesadas y llegan a la sociedad.
Transmisión de información. Transición, no solo energética, y transacciones económicas. ¿Año de transgresiones, también? Los transportes tendrá mucho que decir en 2022, que no todo tiene que ser tan transcendente. Ni transcendental. ¿O sí?
Granada está en un momento histórico. O da el salto necesario para ingresar en la modernidad o quedará relegada a la intranscendencia por siempre jamás. La Inteligencia Artificial, los neutrinos y el acelerador de partículas; la UGR y su papel fundamental; infraestructuras como los dos Palacios, el de Congresos y el Deportes…
¿Leyeron lo que denunciaba Miguel Ríos sobre la acústica del pabellón deportivo, cuando se gastó la pasta en traer en un ingeniero acústico para acondicionarlo para conciertos, pero no le hicieron caso porque lo único importante era terminar las obras e inaugurar para las elecciones? Pues eso.
Para que el 2022 responda a las altas expectativas que despierta hace falta un plan. Sé y me consta que el Ayuntamiento de Granada está en ello.
La Diputación, a la chita callando, lo está haciendo bien. Falta por escuchar las propuestas de los candidatos al Parlamento de Andalucía, que es año electoral. ¿Cómo nos saldrá?
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