«El futuro de la construcción lo hacemos hoy»
En unas semanas, la responsable del estudio Bonsai finalizará la primera de una serie de viviendas 'passivhaus' que usan chopos de la Vega de Granada y buscan aprovechar al máximo las condiciones bioclimáticas para ofrecer una alternativa sostenible a la edificación actual. En 2024 tienen en proyecto varios encargos.
Se llama Eva Chacón, es arquitecta y responsable del estudio Bonsai, que ahora cumple 10 años proyectando viviendas sostenibles desde el punto de vista energético ... y respetuosas con el medio ambiente. El primer gran hito del estudio fue la realización de un edificio en la calle Cuenca, de la capital granadina, donde se utilizaron maderas andaluzas para configurar una construcción que responde a las máximas del estudio: una arquitectura sostenible, eficiente y orgánica, inspirada en la propia naturaleza. Para Eva y su equipo, 2024 va a ser su año, ya que van a ver culminado un proyecto en Ogíjares, una casa que va a ser la puerta de otros muchos encargos, y que define, en cierta medida, cuál podría ser el futuro de la construcción, una alternativa responsable que utilice materiales naturales y sostenibles. En este caso, nos encontramos ante una vivienda construida con el mínimo uso de hormigón, y configurada en su mayor parte por maderas 'Kilómetro Cero'.
«Este proyecto, por su pequeña escala, simboliza la idea de refugio climático y ambiental. En 2018 se declaró la Emergencia Climática y Ambiental, aunque se nos olvide. Por el camino que vamos, tendremos escasez de agua y energía, y la vivienda debe no solo dar un salto para conseguir una mayor calidad de vida de sus ocupantes, sino además favorecer la adaptación a este nuevo escenario», afirma Chacón. Así, lo que se busca es no solo crear viviendas adaptables a esta nueva realidad, sino que la aprovechen, jugando a favor de ella. «Desde el punto de vista del bioclimatismo, un concepto que no es de ahora, sino que ya practicaban nuestros antepasados, hay mucho que podemos aprovechar, desde la propia orientación de la casa, los revestimientos exteriores, el aprovechamiento de los tejados para colocar placas solares, la integración paisajística…». El proyecto, enmarcado en la iniciativa LIFE Wood for Future, incorpora vigas laminadas de madera de chopo de la vega de Granada y pino laricio de la Sierra de Cazorla, diseñadas por la 'spinoff' de la UGR IberoLam Timber & Technology.
Esto es solo el principio. Como reconoce Eva Chacón, la construcción en madera solo representa una pequeñísima parte del volumen total de edificaciones en curso. Y eso que el uso de este material tiene muchas ventajas. «El futuro de la construcción lo hacemos hoy, comenta con humor. «Esta casa es un brote verde de esperanza, y tenemos en cartera varias obras que saldrán a lo largo de 2024 con esta misma filosofía, así que estamos muy esperanzados», añade.
Una vivienda 'normal'
La casa cuya construcción dirige Eva Chacón es una vivienda al uso, con las habitaciones más corrientes. «Tenemos otros proyectos más 'de revista', pero esta es muy normal. Conecta visualmente con el entorno, amplificando el espacio interior con exteriores muy armónicos. Los huecos de las estancias están pensados para que las habitaciones, sin tener grandes superficies, proporcionen una sensación psicológica de amplitud mayor», destaca. «La vivienda aprovecha al máximo las ganancias solares, está construida de forma hermética, y funciona como 'passivhaus', es decir, según las condiciones climáticas, ofrece la opción de abrirla o no, manteniendo en todo momento un sistema de renovación del aire y mantenimiento de su calidad. Si tenemos un problema de calima o picos de contaminación, la casa filtra el aire para evitar respirar lo que viene de fuera».
Cuando las condiciones climáticas son las adecuadas, se rompe el sistema 'passivhaus' para pasar a unos parámetros 'happy climer', que aprovecha el aire exterior. «En las viviendas normales, no tienes esa doble opción. Tienes que ventilar todos los días, haga frío o calor, porque si no, el aire se enrarece», señala la arquitecta. El sistema utiliza un recuperador entálpico, es decir, un sistema respiratorio de un ser vivo: la temperatura del aire se mantiene, expulsando el calor o las impurezas sobrantes, y del aire exterior toma el aire a la temperatura deseada y descargado de CO2. «Si hace mucho frío fuera, y dentro estás caliente, ese calor no lo tiras afuera al renovar el aire», concluye gráficamente.
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