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Manifestantes propalestinos mantienen la presión a Israel en una huelga con disturbios en Barcelona

De hecho, el secretario general de Comisiones Obreras, Unai Sordo, evitó valorar el seguimiento de los paros parciales al entender que el «objeto de la convocatoria» no iba sobre «paralizar la producción de bienes y servicios», sino que los trabajadores «visualizaran su reivindicación para exigir el fin del genocidio y un futuro para Palestina». No obstante, desde las respectivas delegaciones del Gobierno se apuntó que hubo unas 11.000 personas en la marcha vespertina de Madrid y otras 15.000 en Barcelona.

En la Ciudad Condal, las concentraciones para mantener la presión sobre el Estado hebreo dificultaron la circulación desde primera hora mañana con cortes en la Ronda Litoral o en la A-2. En torno al mediodía, un centenar de jóvenes se dirigieron a las cercanías de la estación de Sants e intentaron bloquear los accesos al recinto al grito de «que no salga ningún tren». Allí, los mossos efectuaron las primeras cargas de la jornada después de que radicales arrojaran piedras, levantaran barricadas y amenazaran con asaltar varias franquicias de alimentación de la zona.

Por la tarde, una manifestación de 15.000 personas recorrió el centro de Barcelona cantando consignas contra Israel y a favor de Palestina. Paralelamente, un grupo más minoritario volvió a enfrentarse a los agentes antidisturbios de los Mossos, de nuevo en las cercanías de Sants, en el que se convirtió en el momento de mayor tensión de la jornada. Trataban de evitar la salida del autobús del equipo de baloncesto israelí Hapoel de Jerusalén, que se dirigía a Manresa a jugar un partido de la Euroliga que la delegación del Gobierno ya había obligado a disputar a puerta cerrada por el riesgo de disturbios.

Los agentes abrieron paso al autocar lanzando gas pimienta. En algunos momentos concretos, según fuentes policiales, llegaron a usar su material para defenderse. La CUP y los comunes pidieron al Govern y a la consellera de Interior, Núria Parlon, explicaciones por la actuación de los Mossos d'Esquadra. Durante estos incidentes, el diputado de la CUP en el Parlament, Xavier Pellicer, llegó a ser arrastrado por el suelo por un agente. Luego denunciaría que los agentes lanzaron el gas pimienta «contra la gente sentada en el suelo sin previo aviso».

Por la noche, las algaradas fueron a más. Grupos de encapuchados se enfrentaron a los antidisturbios cuando intentaban acudir al consulado de Israel en la capital catalana. Hubo lanzamiento de piedras y algunos incidentes violentos, respondidos con cargas policiales e incluso el uso localizado de gas pimienta. El saldo provisional fue de 15 detenidos por los Mossos.

En Madrid, la imagen del día se produjo en el Congreso, donde diputados del PSOE, Sumar, Bildu, ERC, Podemos y BNG abandonaron el hemiciclo durante la sesión de control al Gobierno para concentrarse en las escaleras de los leones.

Las protestas tuvieron especial seguimiento, además, en las tres capitales vascas. Los manifestantes corearon gritos como «Israel genocida» y a favor de una «Euskal Herria antisionista». En Bilbao, la Ertzaintza impidió una concentración frente al hotel de la cadena israelí NYX. Por la mañana, en el campus universitario en Leioa (Vizcaya) se quemaron contenedores. El Gobierno vasco cifró en más del 40% los profesores de los centros públicos que secundaron la huelga.

En Andalucía, Canal Sur se fue a negro por el apoyo de su plantilla a los paros, mientras en Valencia, de nuevo por otro partido de la Euroliga jugado a puerta cerrada y protagonizado por el Hapoel de Tel Aviv, hubo choques entre la policía y los manifestantes que intentaban parar el encuentro.