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Las actuales vallas de Ceuta y Melilla mantienen las concertinas. Efe
Marruecos blinda Ceuta con concertinas tras el anuncio de España de retirarlas

Marruecos blinda Ceuta con concertinas tras el anuncio de España de retirarlas

Rabat también ha adquirido cuchillas rudimentarias para la valla de Melilla ante el silencio de Interior

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Domingo, 15 de septiembre 2019, 17:58

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Concertinas, no. No en el lado español, pero sí -e incluso más lesivas que las ya existentes- en la parte marroquí. Y todo sin una queja por parte del Ministerio del Interior al Gobierno de Rabat, pese a que Fernando Grande-Marlaska hizo de la retirada de estas cuchillas -que España colocó en 2005, con José Luis Rodríguez Zapatero en la Moncloa- su bandera nada más tomar posesión en junio de 2018. Tras su primera visita a Marruecos ese mismo mes, prometió, además, trabajar codo con codo con las autoridades del país vecino para diseñar la nueva frontera. Interior, sin embargo, guarda ahora silencio ante el Ejecutivo alauita por considerar que no debe ni puede inmiscuirse en lo que hagan las autoridades marroquíes en su territorio.

Las órdenes en Interior, según revelan responsables de este departamento, son no cuestionar lo más mínimo la nueva valla que Marruecos ha terminado de alzar en los últimos días en Ceuta de forma paralela a los ochos kilómetros del perímetro de seguridad español. Ni una palabra, pese a que los informes que llegan a la mesa del ministro Fernando Grande-Marlaska insisten en que se trata de un vallado rudimentario, sin capacidad de frenar los saltos y que lo único que puede hacer es provocar en los inmigrantes cortes y heridas más profundas que las causadas por las cuchillas que van a ser retiradas de las vallas de la parte española de Ceuta y Melilla.

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Mandos de las fuerzas de seguridad en Ceuta detallan que el vallado que Marruecos comenzó a instalar a finales de enero (solo días después de que el Consejo de Ministros español aprobara el desembolso de 32 millones para mejorar los perímetros de las dos ciudades y retirar las cuchillas) es una alambrada «bastante primitiva» de dos metros de altura formada por dos enormes concertinas superpuestas, una encima de la otra. Este vallado, que discurre siempre en terreno marroquí y paralelo a las infraestructuras perimetrales españolas, se complementa con dos fosos y casetas para alojar a los servicios de seguridad y militares del país vecino.

Las autoridades marroquíes, afirman fuentes de la seguridad nacional española, ya han comenzado las gestiones para comprar concertinas suficientes para levantar un vallado idéntico de cuchillas a lo largo de los doce kilómetros del perímetro de Melilla.

Sin previo aviso     

«Marruecos y España tienen que convenir adecuadamente cómo se establecen las fronteras y cómo deben estar estructuradas en parámetros de seguridad», anunció con solemnidad Grande-Marlaska en junio de 2018 tras visitar Rabat con su proyecto de quitar las concertinas bajo el brazo. El ministro insistió, en público y en privado, en la coordinación con las autoridades del país vecino a la hora de diseñar el nuevo perímetro.

Pero la realidad ha sido otra bien diferente: Rabat no solo no avisó a Madrid de que a principios de año iba a levantar por su cuenta un vallado plagado de las mismas concertinas que España iba a retirar. Marruecos negó en febrero a Interior que esa infraestructura fuera un vallado fronterizo, asegurando que se trataba de concertinas para garantizar la seguridad de zonas militares y campamentos del Ejército del país vecino. Estas afirmaciones llevaron a Interior a desmentir a principios de año que Marruecos estuviera levantando la valla de concertinas que acaba de concluir de instalar.

La falta de transparencia de Marruecos en este asunto no ha sido el único problema de comunicación de Interior a cuenta de las concertinas. El propio ministro, en una visita a Ceuta en febrero, anunció que las cuchillas se comenzarían a retirar en cuestión de semanas, y todo ello a pesar de que su departamento apenas acababa de recibir el vasto informe técnico sobre las alternativas a las concertinas encargado a Isdefe, la empresa pública de consultoría e ingeniería perteneciente al Ministerio de Defensa.

Ese informe es el que recomendó optar por el sistema que se va a instalar: una malla de diez metros de altura (frente a los seis actuales), dividida en cuatro tramos. Los tres primeros tendrán tres metros de altura y serán de un material 'antitrepa'. El último metro estará dotado de «material antintrusivo no lesivo», que Interior todavía no ha desvelado cuál será.

La última promesa de Grande-Marlaska es que en 2020 las obras de las vallas estarán «perfectamente materializadas», aunque, un año y dos meses después de que el ministro se comprometiera a acabar con las famosas concertinas, los trabajos ni siquiera han comenzado.

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