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Banco del parque desde el que saltó al talud. DV
La joven de Irún fue grabada comprando en un bazar chino las bridas con las que se maniató

La joven de Irún fue grabada comprando en un bazar chino las bridas con las que se maniató

La Policía imputa a la mujer «simulación de delito». La Fiscalía de Guipúzcoa no adoptará ninguna medida respecto a la mujer en tanto no «estudie el desarrollo de todo el proceso»

JAVIER PEÑALBA

San Sebastián

Martes, 14 de noviembre 2017, 12:43

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La joven que hace dos semanas fue hallada amordazada y maniatada junto a la carretera, en la variante de Irun, se halla finalmente en una situación procesal de investigada por «simulación de delito». La imputación se llevó a cabo después de que los agentes al frente de las averiguaciones en este extraño caso tuviesen la confirmación de que los hechos habían sido ideados y realizados por ella misma. La Fiscalía de Guipúzcoa no ha desvelado cuál será su posicionamiento en el recorrido judicial que a partir de ahora tendrá el proceso. No lo hará en tanto no «estudie el desarrollo del todo el proceso», según han indicado fuentes del ministerio público.

Se han disipado ya las dudas respecto a si la joven de 24 años se verá o no inmersa en un proceso judicial por su actuación en los hechos que acontecieron la madrugada y mañana del 31 de octubre. La joven apareció maniatada, amordazada y en estado de inconsciencia en un talud de la GI-636, entre la variante de Irun y el parque Mendibil. La víctima tuvo que ser rescatada por una unidad de los bomberos, dado que se hallaba en una zona de difícil acceso, y posteriormente evacuada al Hospital Donostia.

La imputación se produjo después de que fuera dada de alta en el centro sanitario, donde permaneció varios días ingresada mientras se restablecía de la hipotermia que presentaba. Las condiciones en las que fue evacuada hicieron que en las horas que siguieron a su localización se desataran toda clase de especulaciones respecto al móvil. Las primeras hipótesis condujeron a la Ertzaintza a considerar que se trataba de un delito de violencia contra la mujer.

Las miradas se centraron inicialmente en individuos que pudieron haber mantenido relación directa con la chica, ya fuera en las horas previas a los hechos o en fechas anteriores. En este sentido, los agentes trataron de indagar en la vida sentimental de la víctima ante la sospecha de que el caso tuviera una connotación machista. Lo prioritario para los investigadores era dar con un posible novio. Esta situación se mantuvo hasta el momento en el que la chica recuperó sus constantes y pudo ofrecer su versión de lo acontecido.

Alarma social

Para entonces, diferentes organismos públicos y asociaciones que trabajan en la defensa de los derechos de la mujer habían expresado su repulsa por lo acontecido. El Ayuntamiento de Irun convocó una concentración a la que asistieron varios cientos de personas.

El asunto había generado una gran alarma social. La posibilidad de que en la ciudad pudiera haber un individuo capaz arrojar a una joven por un talud, maniatada con bridas y amordazada, era motivo de una gran intranquilidad entre la ciudadanía, pero también entre los responsables políticos y policiales.

Pero de la misma manera que el caso adquirió gran efervescencia, bajó con la misma rapidez en las horas siguientes. Los investigadores no tardaron en detectar en el relato de los hechos facilitado por chica contradicciones que les llevaron a sospechar que los hechos difícilmente habían podido producirse como los contó. Los agentes sopesaron el hecho de que la presunta víctima no presentara lesiones corporales susceptibles de ser interpretadas de ataque o defensa. Asimismo, valoraron sus manifestaciones que primero le llevaron a decir que desconocía la identidad de la persona que le maniató, y más tarde atribuyó lo ocurrido a un varón de nacionalidad peruana. Las posibles incongruencias condujeron a los agentes al frente del caso a emprender sus propias averiguaciones. El examen de las bridas halladas en las muñecas y tobillos les trasladó hasta un bazar chino de Irun. Allí, las cámaras de seguridad del establecimiento habrían captado a la joven cuando realizaba la compra.

Las evidencias que la Policía disponía para desvirtuar la versión eran ya suficientes. Estimaron, por lo tanto, que había indicios para formular una imputación por la presunta comisión de «simulación de delito». Esta finalmente se realizó en las dependencias de la comisaría, según han señalado fuentes jurídicas. Allí la situación procesal de la joven pasó de testigo a investigada, por lo que se reclamó la presencia de un letrado para que le asistiera. La chica admitió los hechos y según fuentes consultadas, tras declarar, sufrió algún tipo de desvanecimiento que le llevó a tener varias convulsiones, una situación que ya padeció en su ingreso en el hospital.

Ingesta de medicamentos

Las diligencias, por lo tanto, están ya en manos de la autoridad judicial. A partir de ahora empieza una nueva fase, la de instrucción, en la que la acusación, representada exclusivamente por la Fiscalía de Guipúzcoa, deberá pedir algunas pruebas. El ministerio público solicitará la comparecencia de la joven en la sede judicial al objeto de que se le tome declaración. Al mismo tiempo, según ha señalado las citadas fuentes, demandará a la clínica forense que someta a la investigada a un reconocimiento para conocer si en el momento de los hechos se hallaba bajo los efectos de algún tipo de enajenación o trastorno mental.

Las fuentes jurídicas citadas son de la opinión de que la joven irunesa podría haber ingerido en los momentos previos a los hechos algunos medicamentos que fueron los que le pudieron haber mantenido inconsciente. En este sentido, las muestras de sangre que le fueron extraídas permitirán determinar esta circunstancia y qué productos ingirió.

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