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Dolores Delgado en el Congreso EFE
La oposición saca toda la artillería contra Delgado en su examen para la Fiscalía General

La oposición saca toda la artillería contra Delgado en su examen para la Fiscalía General

La candidata defiende que su paso por el Gobierno de Sánchez será una “fortaleza” y no una “debilidad” al frente del Ministerio Público

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Jueves, 20 de febrero 2020, 01:03

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Se esperaba una sesión de alta tensión y lo ha sido. El examen de idoneidad en el Congreso de los Diputados de la exministra de Justicia Dolores Delgado como fiscal general del Estado, el último paso antes de su toma de posesión, ha desatado esta tarde una tormenta en la Carrera de San Jerónimo, en la que ha habido todo tipo de descalificaciones. Desde que su nombramiento es una “anomalía democrática inaceptable” a que la propia Delegado, lejos de ser la idónea, es una figura “reconocido desprestigio” o una “genuflexa” al Gobierno

Una guerra sin cuartel y llena de calificativos gruesos desde las bancadas del PP, Vox y Ciudadanos en la Comisión de Justicia y eso que el paso de Delegado por el Parlamento (donde ha sido reprobada en tres ocasiones) es un mero trámite burocrático, ya que el Legislativo, como tampoco el Poder Judicial, puede vetar el nombramiento de la exministra como máxima responsable del Ministerio Público decidido por Pedro Sánchez.

Delgado ha tratado, sin éxito, neutralizar la que se le venía encima glosando, con todo lujo detalles, sus virtudes “objetivas” para el cargo: sus 30 años de trayectoria profesional, su “compromiso de servicio público” como “funcionaria de trinchera” y las “jornadas laborables maratonianas” desde su debut en la Fiscalía de El Prat de Llobregat hasta convertirse en coordinadora de la lucha antiyihidista de la Audiencia Nacional.

La candidata no ha ocultado su “orgullo” por el hecho de haber sido ministra de Justicia del Gobierno socialista. Es más, ha destacado que su paso por el Ejecutivo no “debería crear desasosiego” porque haber sido ministra no es una “debilidad, sino una fortaleza” porque “me ha permitido un mejor y más profundo conocimiento de la Justicia”.

"Sospecha permanente"

“Reducir la Fiscalía a una institución bajo sospecha permanente es injusto”, ha llegado a clamar, pero sus ruegos no han tenido eco en la oposición. Duro, muy duro ha estado Edmundo Bal, de Ciudadanos, que ha abierto el fuego denunciando que el nombramiento de Delgado es una “anomalía democrática inaceptable” que pone en riesgo el “prestigio de la institución”. “Ustedes los socialistas –se ha dirigido subrayando ese epíteto a la exministra- incrementan poco a poco el dolor del umbral democrático. Es difícil pensar qué habrá después de su nombramiento. Usted va a estar siempre bajo sospecha”, le ha espetado Bal.

“Usted viene a garantizar que la Fiscalía pagará la deuda de Sánchez con los socios comunistas, proetarras y separatistas. Es usted una correa de transmisión del Gobierno que viene a garantizar la impunidad de los condenados golpistas y que se persiga a la oposición real”, le ha recriminado el diputado de Vox Javier Ortega-Smith, quien ha propuesto a la candidata que cambie el nombre de la institución al de “Fiscalía General Socialista”.

No menos duro ha sido el popular Luis Santamaría, que ha vaticinado que la candidata “va a ser una fiscal general genuflexa ante el Gobierno” y “defensora del independentismo”. “Ustedes han venido a asaltar y ocupar la Fiscalía”, le ha llegado a afear a Delgado.

Continuación de la tensión

La tensión vivida en el examen hoy de Delgado en el Congreso ha sido, en realidad, la continuación de las chispas que saltaron ya cuando una judicatura totalmente dividida el pasado 16 de enero se negó a declararla “idónea” para el cargo y se limitó a confirmar que la candidata a dirigir la Fiscalía General del Estado cumplía con los requisitos legales para el puesto. O sea, tener a sus espaldas quince años de carrera.

Aquella formula aséptica y novedosa -y que evitaba cualquier respaldo implícito a la candidata- fue la ideada por el presidente del CGPJ y del Tribunal Supremo, Carlos Lesmes, para apaciguar los ánimos y evitar una bronca en el consejo, donde el sector conservador se negó en redondo a tragarse el sapo de bendecir la designación de la exministra de Justicia y diputada socialista, directamente y sin escalas intermedias, como jefa del Ministerio Público.

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