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Nadie para a 'Evita' Oltra

Nadie para a 'Evita' Oltra

Azote de la corrupción, la política valenciana con más tirón cumple medio año de vicepresidenta. Añora los bailes de salón y el fútbol, pero le sobra con el trabajo y la familia: casada con un educador social argentino, tiene dos hijos adoptados en Etiopía, dos perros, tres gatos... y de jefe de gabinete, a su ex. «Me va la marcha»

zuriñe ortiz de latierro

Martes, 2 de febrero 2016, 00:52

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Era el fin de una era, el adiós a 20 años del PP, a una marea hedionda de corrupción, y Mónica Oltra no hacía más que soñar que subía una montaña helada, llena de trampas. Se despertaba aterrorizada porque no hay nada en este mundo que le espante más que el frío. Las elecciones del 24-M habían dejado la Comunidad Valenciana en manos de la izquierda; el cambio trascendental dependía de la habilidad del histórico barón socialista Ximo Puig y de la líder indiscutible del popurrí que es Compromís para formar una alternativa de gobierno. Pero las negociaciones no iban bien. Cuando parecía que todo se iba a torcer, la política valenciana mejor valorada dejó de tiritar en la cama.

No sé si me acuerdo del sueño, pero sí de levantarme y pensar ya sé lo que tengo que hacer. Esa mañana fui a las Cortes y me puse en la puerta. Cuando llegó Ximo le dije ¿tienes un segundo y hablamos?. Mantuvimos una conversación y ahí fue. Todo se encarriló.

¿Qué tipos de sueños tiene?

Esto es complicado de contar porque es muy íntimo. Pero he solucionado muchas cosas en los sueños, me he despertado y me he dicho hay que tirar por aquí. También en esos estados de vigilia, cuando te estás despertando y atrapas el sueño, digo por aquí.

Días después, la nueva vicepresidenta y flamante portavoz del Consell hacía el paseíllo triunfal desde las Cortes Valencianas al Palau de la Generalitat en paralelo al presidente Puig. La abogada de 46 años que habla cuatro idiomas y maneja el lenguaje mediático como nadie en su tierra, la política que ha crecido frente al estercolero de Gürtel, la diputada de las camisetas reivindicativas, pesadilla de los populares ha sido expulsada, suspendida y sancionada en el parlamento regional, les zampaba medio gobierno a los socialistas, pese a haber logrado cuatro escaños menos. De paso, les decía a los socios mayoritarios de su coalición (los nacionalistas del Bloc) quiénes debían ser los consejeros del nuevo gobierno.

No hace yoga, ni toma batidos vitaminados de esos que te dan la potencia de Elsa Pataky. A ella «le sobra», dice Miquel Real, su jefe de gabinete y exmarido, para manejarse en la consejería de Igualdad y Políticas Inclusivas la de Bienestar Social de toda la vida que en sus manos ha dejado de ser una maría sin que se le alborote demasiado el partido (Iniciativa), la coalición Compromís, el Ejecutivo autonómico y una familia extensa. En Alemania conoció a su esposo, un educador social argentino de coleta y gustos zen, con el que adoptó en 2008 a Luis y Emilio en Etiopía.

Han cumplido 8 y 13 años, y son falleros como sus padres. La izquierda siempre ha tenido problemas con las tradiciones valencianas de masas, pero Oltra se plantó con moño y peineta en un mitin de Julio Anguita, en 1995. Le dieron por todas partes, pero ella sigue. «No cambia porque es así. No hay impostura. Ella es natural y lo combina con una potencia política brutal que desarrolla en jornadas maratonianas para cumplir el compromiso de rescatar a las personas de mayor vulnerabilidad, de luchar por la igualdad», ensalza Miquel Real.

ADN comunista

  • Hija de trabajadores comunistas emigrados a Alemania, a los 10 años publicó versos anticapitalistas en Mundo Obrero y con 15 se afilió al Partit Comunista del País Valencià. Fue diputada por Esquerra Unida con la coalición Compromís. Pero la expulsaron por tensiones internas y Oltra acabó en Iniciativa, otra de las formaciones de Compromís. En las autonómicas, pasaron de 6 a 19 diputados.

  • Su contrapunto

  • Se llama Luis, es argentino y educador social. Hace 20 años estuvo casada con Miquel Real, a quien conoció en las juventudes comunistas. Profesor de instituto y portavoz de Iniciativa, es su jefe de gabinete.

  • Ecco, Calvino, Gandhi

  • Lee a Saramago, Umberto Ecco y, sobre todo, a Italo Calvino. «Me da perspectiva, te presenta las cosas desde un ángulo que nunca se te hubiera ocurrido». Sus referentes políticos son Gandhi, Dolores Ibárruri y Gerardo Iglesias.

  • La princesa Leia y The Leftovers

  • Fan de La Guerra de la Galaxias, la última entrega le ha decepcionado un poco. «¿Pero qué pasa con Han y Leia? ¿A los 60 no se puede besar la gente? Me ha parecido fatal. Al menos las mujeres somos generalas y pilotamos naves». A sus hijos les ha enchufado las primeras seis entregas. Y ella se ha enganchado a la serie The leftovers «A partir de un cataclismo, ves cómo reacciona todo el mundo. La recomiendo».

Periodistas que la han seguido durante los últimos diez años coinciden en su ambición política, para algunos «excesiva, hasta el punto de que la puede llegar a enajenar. Es capaz de pactar con quien sea para alcanzar su meta». A la par, le reconocen «una calidad humana excelente y una sensibilidad auténtica que la hace sufrir». Como cuando Juan Cotino, expresidente del Parlamento regional y exdirector de la Policía Nacional con Aznar, sacó a relucir a su padre en pleno rifirrafe. Oltra repasaba desde el escaño algunas corruptelas Cotino se encuentra ahora imputado, además de deber 21,4 millones de euros a Hacienda cuando el todopoderoso exdirigente del PP la abofeteó así: «Tendría vergüenza si fuera su padre de tener una hija como usted, pero como usted posiblemente no le conoce...».

Amor y política

Juan Oltra, comunista y oficial de primera en una empresa de automoción, emigró a Alemania hace 47 años con Angelita para vivir su historia de amor. El seguía casado con su primera esposa, a la que dejó en 1968, pero el franquismo impedía el divorcio. Mónica nació un año más tarde en la localidad germana de Neuss, pero Juan no la pudo reconocer hasta que cumplió los once. En 1984, la familia regresó a Paterna, donde hace un par de años, el hombre que le inoculó el sentido de la responsabilidad, la importancia de la palabra igualdad, moría en la puerta de su casa arrollado por una hormigonera. «Fue un punto de inflexión para Mónica, lo pasó francamente mal», coinciden en su círculo más íntimo.

Ahora vive un momento de plenitud, aunque no tenga tiempo para las clases de baile de salón que dejó cuando llegaron los niños. Ni de ir al fútbol o de plantar petunias y fresas en su casita de Ribarroja no había dinero para un piso en la capital , donde reside con Luis, los niños, dos perros y tres gatos. El cuarto se extravió de camino al veterinario.

Le tiene que ir la marcha.

¡Sí! Me gustan las familias grandes. De vez en cuando viene alguno de los tres hijos de mi marido, que son mayores. Y por casa siempre anda alguna de mis primas. Fíjate si me va la marcha. Es divertido. Soy gallina clueca. Me gusta la gente, compartir, charlar, reír, la vida sencilla, lo que nos gusta a todos, ¿no?

¿Es feliz?

La felicidad hay que alcanzarla a través de las pequeñas cosas, y eso sí que lo consigo. Cuando acaba el día, me pregunto qué hemos hecho hoy para hacer felices a las personas y para serlo yo también un poco. Yo disfruto de lo que hago y eso es básicamente lo importante. Obviamente también hay momentos difíciles, y de llanto. Pero sí, me considero una persona razonablemente feliz.

¿A qué teme?

Uy, que mis hijos me enfermen. Eso es el horror.

¿Cómo les explicó su beso lésbico con la diputada Mireia Mollà?

Bueno, tengo muchos amigos que viven juntos y lo ven muy normal, tampoco preguntaron mucho. En cualquier caso, todos los años han ido a la mani del 28 de junio y saben que es una reivindicación para que todos tengamos los mismos derechos.

¿Trabaja bien con su ex?

Con normalidad. No tiene por qué verse como una cosa imposible porque tuviéramos una relación personal. Aquí se lió un poco con algunos titulares Él tiene sus méritos para estar aquí. Nos conocimos en la actividad política y esto ocurrió en medio y la política siguió. Me llevo bien con todo el mundo, no solo con este ex, con todos los ex.

En campaña reivindicaba el amor frente a tanto programa electoral. Pero gobernar es diferente.

No te creas, es que no se puede gestionar sin amor. El otro día estaba con una asociación que trabaja con personas en exclusión social y hablaban del amor. Otra cosa es el expediente administrativo, pero si detrás no llevas esa carga al final te conviertes en una persona que pasa por la política como podrías pasar por gestionar una empresa de carreteras.

¿Ha sentido mucho frío este primer medio año?

No, la verdad es que no. Aunque hay días que dices ¡ay señorrrrr! Nos hemos encontrado muchas minas antipersona, regalitos envenenados. De repente te estalla una cosa, como esta semana, veinticuatro detenciones. ¿Cómo han podido gobernar así? Nos hemos encontrado con un erial.

La Guardia Civil lanzaba el martes una operación contra la corrupción centrada en ayuntamientos que fueron gobernados por el PP, la Diputación provincial y la Generalitat. Alfonso Rus, expresidente de la Diputación y exalcalde de Xàtiva, se encuentra entre los arrestados, además de Emilio Llopis, su jefe de gabinete, y María José Alcón, exconcejala y antigua asesora de la exalcaldesa de Valencia Rita Barberá.

Estos días ha trascendido también que la red desmantelada pudo haber amañado contratos por valor de 100 millones. Y Mónica Oltra con sus camisetas reivindicativas guardadas en una caja en casa. Pero ahora es la segunda autoridad de la comunidad y, aunque no ha perdido su aire fresco, pasa del coche oficial en su vida civil y se «desmelena bailando cuando puedo», ha institucionalizado su vestuario. Con la T-shirt de Wanted Camps logró saltar a los medios nacionales y al corazón de muchos jóvenes valencianos que la ven como una respuesta generacional a tanto barro. Es la reina de Twitter, la que más espectadores suma en Youtube. La llaman Evita Perón.

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